La sensación de Youtube. Ya ha recibido casi tres millones de visitas. Para los amantes de la guitarra eléctrica.
Vía | Elpais.es
La sensación de Youtube. Ya ha recibido casi tres millones de visitas. Para los amantes de la guitarra eléctrica.
Vía | Elpais.es
MIGUEL ANGEL MUÑOZ (MAM)
Apareció en la redacción casi por arte de magia, gracias a los colegas de la revista Transporte Mundial. Retozaba a mi lado y aunque al principio lo reconocí como uno de los mayores símbolos de la burbuja de Internet, a la vez que un cachivache imposible de vender ni siquiera en USA (vale casi 6.000 euros), nada más verlo, ya andaba como loco por subirme en él. Es un punto, corre que se las pela y además aprendes a llevarlo en cinco segundos. Vamos por partes. Si no lo enciendes, acción que se logra con una llave de lo más tecno, el chisme se cae como un saco de patatas. Es decir no vale nada, ahora bien, cuando lo enciendes, parece tomar vida… de hecho se pone como eréctil. Te subes y entonces te das cuenta del trabajo tecnológico que han hecho en su interior, ya que guardas el equilibrio de una manera muy fácil (con la gorra diría yo). Con la maneta derecha, si giras hacia delante giras a la izquierda, si giras hacia atrás haces lo propio a la derecha. Para ir hacía delante basta con echarte un poco hacia… adelante. Para frenar, hay que hacer lo contrario. Parece difícil pero no lo es.
Estoy encima y quiero moverme, algo me dice que no sea osado sino quiero romperme los dientes contra el suelo. Pregunto a mi instructor y me dice, «no te eches para adelante, sólo piensa en hacerlo». De flipe. Dicho y hecho, sólo pensarlo te mueves lo justo hacia delante y el chisme empieza a moverse. A la primera, te das cuenta de que no hay que echarse adelante por las bravas. Hay que hacerlo sólo cuando de verdad controlas el Segway y quieres salir como una escopeta. Girar está chupado a baja velocidad, aunque cuando la cosa se embala puedes terminar en el suelo o encima de la mesa de alguna compañera por el mero hecho de hacerte el gracioso. Recorro el pasillo de mi redacción, entro el ascensor montado en el Segway, llego a la planta de abajo y alucine total de las personas que estaban esperando el ascensor. Hay que reconocer que es un cante.
Ya en la calle, pongo la velocidad más rápida (puede llegar a 40 Km/h por hora sin casco, youhuuuu…) Me echo hacia delante a lo bestia y subo por la acera como un auténtico misil a pesar de pesar 108 kilos del ala. La caña. Ahora comprendo su validez en una ciudad. A ese paso me pongo en donde me digas de Madrid en un periquete. Freno a lo bestia y el Seg se queda clavado. Mientras la gente de la calle flipa con el robotijo, intento hacer unos giros a alta velocidad, que no a tope y compruebo que dejar mis dientes hechos añicos contra el suelo es mucho más fácil de lo que parece. Quizá sea el único punto débil, a alta velocidad el giro debería ser más progresivo que a uno por hora. Vuelvo a la redacción yo tan pancho sin bajarme del Seg y subo en mi ascensor con el consiguiente flipe de la gente. Llego a mi mesa, me bajo, lo apago y el viril Seg se convierte en un flácido trozo de plástico con ruedas. Fin del sueño.
¿Me mola? A tope, de diez, me lo quedo. ¿Me lo compraría? Si 6.000 euros fueran como seis para mí o incluso como 60, lo haría ya. ¿Es útil? Si tienes donde guardarlo donde vas sí, sino pues como una moto más. Pero no olvides que si se queda sin batería tarda unas horas en volver a cargar y que el Seg pesa unos 30 kilos… por lo que mejor no quedarse sin batería. En definitiva, un chisme de primera, divertido, fácil de conducir, tecno a tope, práctico, pero caro, muy caro. Habrá que esperar a que los chinos (de hecho, creo que ya lo han hecho) hagan uno que cueste diez veces menos.
Anuncio costamarfileño del insecticida «Super Timor» realizado hace 20 años. Tampoco es que la cosa haya evolucionado mucho comparándolo con «Noche de fiesta» y ¡Qué bella es Murcia! (sin ánimo de ofender a los murcianos)
PD. Impresionante el baile que se marca el portador del matamosquitos en cuestión.
Vía | Correo electrónico
Vía | Menéame
Leyendo Periodistas 21 y Con C de arte, veo que por fin a alguien se le ha encendido la bombilla y se va a recuperar un Premio Nacional para el mundo de la historieta (en tiempos de Franco ya existía algo muy parecido). Ya era hora de que se diera un impulso institucional a este mundo tan olvidado y tan acosado por los productos importados (manga japonés, superhéroes americanos…).
Merecido homenaje a la gente de este mundillo que un día me emocionó: Adolfo Usero, Alfonso Azpiri, Carlos Giménez, Bernet Toledano, su sobrino Jordi Bernet, Gaspar Meana, Ventura & Nieto, Alfonso Font, los hermanos de la Fuente (Ramón, Víctor y Chiqui), Antonio Hernández Palacios, Cidoncha, Asián, Mariano Ayuso, Escobar, Víctor Mora, Tino R. Arbesú, Ibañez, el club Dhin y un sinfín de dibujantes, guionistas y estudiosos que no hace mucho hicieron de España la primera potencia mundial del lápiz.
Vía | Periodistas 21, Con C de arte
Congreso | Proposición no de Ley
Ilustración | Carlos Giménez
La marca de la manzana ha cumplido ya 30 años. Treinta años en la que no ha parado de innovar y llevar la delantera a todos sus competidores en cuanto a productos, diseño, marketing…
Pero más allá cifras y volúmenes de negocio, Apple ha significado la puerta de entrada de mucha gente, yo incluido, al mundo de las teclas, de los ratones y de los monitores.
Para mí, Apple significa Macintosh, procesadores Motorola, el ratón con un solo botón, el iPod, el Firewire, el MacOSX, el Hypercard, el ResEdit, el Appletalk, el «Príncipe de Persia» a altas horas de la madrugada, usar un serrucho para meter una placa de un CI dentro de una caja de un CX, el System 7 y un sinfín de recuerdos más…
En fin, una marca a la que siempre le tendré cariño.
Web oficial | Apple
Hace no mucho, la publicidad era sólo cuestión de vallas, anuncios en prensa y televisión y señores con enormes tablones colgados a los hombros.
Pero eso ya no es suficiente. Hay que ir más allá. Hoy en día y cada vez más, va ganando espacios dentro del entorno urbano. A campañas agresivas como las de arriba (Apple y Nike) se le suman otras, menos espectaculares, pero que se mimetizan con el paisaje y van convirtiéndose en un elemento más del panorama cotidiano. Prueba de ello, son las imágenes de abajo (Swissair, Ikea,
Web oficial | Brand infection
Vía Swissmiss, descubro la lista que ha elaborado Diserio sobre los 15 mejores «skylines» -horizontes- del mundo (que al final son 18).
La lista está formada por nueve ciudades asiáticas (Hong Kong, Shanghai, Tokio, Singapur, Kuala Lumpur, Shenzhen, Seúl, Dubai, Guangzhou), cinco estadounidenses (Chicago, Nueva York, Seattle, Pittsburgh y Dallas), otras diversas (Sydney, Sao Paulo y Toronto) y tan solo una europea (Frankfurt).
De tener que elegir una, me quedo con de siempre, la clásica: Nueva York. Y si tuviera que eliminar otra: Kuala Lumpur, sin dudarlo. Lo único que tiene son dos edificios muy, muy altos -bueno, tres, que las Petronas son gemelas- en medio de la nada más absoluta.
Supongo que cuando se haga el top 500 aparecerá alguno español…
Diserio | The top 15 skylines in the world v3.0
Dicen de ellos y ellas (los cantantes y gentes del espectáculo) que son egocéntricos, vanidosos y arrogantes. Y a la vista de sus exigencias, también unos señoritos. En la web The Smoking Gun hay una sección llamada «Backstage pass» donde se pueden ver las demandas («Rider contract», lo llaman ellos) de los artistas más granados del entertainment estadounidense a los organizadores de cada concierto durante las giras.
Mesas de snooker y de ping pong (Rolling Stones), condones especiales (Busta Rhymes), un carrito de golf y sillones extragrandes (Pavarotti), o escolta policial para no llegar tarde al concierto si hay atascos (Christina Aguilera) son algunas de las frecuentes exigencias de estas estrellas.
La lista la completan personajes y grupos europeos como Van Morrison, U2, Boy George, Paul McCartney…
Y es que, como dice Bloodhound Gang en uno de estos papeles: «Un grupo satisfecho es un público satisfecho»
The Smoking Gun | Backstage pass
Vía | Blog de Javier del Pino