Excepto para los salidos-mente-sucia, esta foto representa algo más que unos pechos femeninos: es un anuncio de la Associação da Luta Contra o Cáncer (o en «Cristiano Ronaldo», la Asociación de Lucha Contra el Cáncer) que espera concienciar sobre la necesidad de revisiones preventivas para luchar contra el cáncer de mama. El mensaje de la campaña no puede ser más claro: “Más del 80% de los nódulos son benignos. No tengas miedo. Hazte una auto exploración de pecho».
Por su mensaje directo, muy parecido a aquél de la lucha contra la droga que presentaba un gusano entrando por un orificio nasal, lo elegí para ChiquiAds.
Pues bien, los señores de Google han considerado la imagen libidinosa, y ahí donde solo hay una campaña de prevención y concienciación ciudadana, ellos ven dos enormes tetas coronadas por turgentes pezones invitando a todo aquel que lo vea a la lascivia más incontrolada.
Por si fuera poco, me manda el texto que sigue a continuación y me retira su publicidad hasta que no quite esa imagen: «Contenido para adultos/pornografía: según se especifica en las políticas del programa, los editores de AdSense no pueden insertar anuncios Google en páginas que presenten contenido pornográfico, por ejemplo, fotografías o vídeos que incluyan desnudos integrales o escenas de sexo».
Que no vengan diciéndonos que si son sus máquinas, que si prestan servicios en Irán donde las tetas (y hasta las rodillas) son una fuente de concupiscencia para los sufridos varones. De nuevo Google confunde su concepto de la moral y nos la impone por la vía de los hechos.
Llamaría a mis 300 abogados para que les metiera una demanda o algo, pero tendría que explicarles a esta tropa la diferencia entre pornografía y una campaña contra el cáncer y me da que no lo van a pillar.
No pienso retirarla. Que inviertan los puñeteros dólares que se ahorran de publicidad en mi sitio en mejores filtros para sus puritanas máquinas y lecciones de moralidad a sus mojigatos e insensibles censores (humanos).
Cualquier periodista con un mínimo de experiencia en una redacción sabe que las relaciones con los informáticos no son, en líneas generales, idílicas. Todos somos muy educados, pero los periodistas no entienden el trabajo de los informáticos , ni éstos el de los periodistas.
Esta serie, Periodistas (1998), ya reflejaba en un tono pastel, tirando a vomitivo, la bonita relación amor/odio de unos y otros.
[audio:http://www.ivoox.com/chiquibso_md_589677_1.mp3]
A veces, me quedo maravillado cuando algún concursante de la tele o de la radio adivina el nombre de una canción con tan solo oír las primeras notas.
El otro día en el coche iba buscando una canción que me apetecía oír. Fui pasando temas hasta que llegué hasta la que me quería. Me di cuenta que podía identificar muchas más canciones en un segundo de las que yo creía.
Y de ahí ha nacido esto. Se trata de una recopilación de algunas de las canciones que han conformado la banda sonora original de mi vida. Pero no la canción entera, si no los primeros segundos. No tienen ninguna clase de orden, están en «random mode». Son ciento treinta y tantas pero podían haber sido 50 o 200.
Hay de todo. Desde la canción más petarda hasta la más intensa. Lógicamente, no está el ni «Capitán de madera» de La Pandilla, que fue el primer recuerdo musical que guardo, ni ninguna de las maravillosas piezas clásicas de Bach que comparto con Tormento y que también forman parte de mis memorias musicales.
Para los que ya hayan cumplido los veinte, también los treinta y… seguro que reconocen muchas, la mayoría de estas mini- canciones. Están en la memoria colectiva de nuestra generación. Vamos, algo así como un trailer casero de la banda sonora de mi vida.
Y mi Japón está lleno de japoneses educados y amables, esos mismos que en cuanto se repongan del golpe, bajaran la cabeza, fruncirán el ceño y se pondrán a trabajar duro para reconstruir su país sin una queja y pensando en el bien común.
Este es el Japón que Tormento me enseñó y el que quiero recordar.
Los chicos de El Jueves, siempre geniales, lo han vuelto a clavar. Independientemente de tus colores, disfruta. Queda claro que Valdés es el alma mater del equipo.
Para todos aquellos que pensaban que en el porno era todo glamour y desenfreno, un poquito de realidad. Una posibilidad para no imaginarte esto cada vez que ves una peli porno es verla en versión original, que no creo yo que varíe mucho.
Y por cierto, no. Al final de la película los protagonistas no se casan.
Sí, ya sé que es más viejo que el hilo negro, pero desde que Araque me lo enseñó, no me lo quito de la cabeza.
Excelente parodia de los «chorbos & chorbas» que tanto abundaban en los ochenta. Sé que para quien no haya vivido esa época es difícil de entender, pero este tipo de gente existía y no era precisamente una minoría marginada. Te los podías encontrar en cualquier esquina o en miles de coches con la ventanilla abierta.
Por cierto, que la moda «camelística» ha vuelto. Lo único que ha cambiado es que el el radio-cassette ha sido sustituido por el mp3 y las hombreras por pantalones enseñando lencería.