Archivos de la categoría ‘Viajes’
Publicado por Chiqui el 23 de noviembre de 2007
Viene de Las miniguías de Albert. Myanmar I

El día siguiente, nos trasladamos a la cercana población de Mingun. Aquí se encuentran dos de los monumentos más espectaculares del país. Uno de ellos es el Mingun Paya, una enorme estupa que a la muerte del Rey Bodawpaya (1819) se abandonó su construcción. Se construyó solamente la base de ladrillo rojo, destacando la gran grieta en su lateral a consecuencia de un terremoto. Además, es posible acceder a la parte superior, aunque las personas con problemas de vértigo deberían abstenerse.
El otro monumento destacado de Mingun y que parece un “pastel de nata” es Hsinbyume Paya, una espectacular pagoda blanca construida en memoria de la princesa Hsinbyume. En 1808, Bodawpaya ordenó la construcción de una campana (Mingun Bell) de 90 toneladas, una de las mayores del mundo.
Seguimos hacia Ava, una antigua ciudad en la que hay no hay que pederse el Monasterio Bagaya, un edificio de madera soportado por 267 columnas de teca, la torre Nanmyin, el puente construido por los ingleses y el Monasterio de ladrillo estucado Maha Aungmye Bonzan. Y en Sagaing hay que visitar las pagodas Kaunghmudaw, Tupayon y Aungmyelawka.
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Publicado por Chiqui el 16 de noviembre de 2007
Recientemente Myanmar ha estado en las primeras páginas de todos los informativos del mundo por la revuelta pacífica de los monjes budistas contra la junta militar que controla el país con mano de hierro desde 1962. A pesar de que en 1990 se celebraron elecciones parlamentarias, el régimen ignoró los resultados, continuando con su tiranía y arrestando a líderes opositores como la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
Pero antes de ésto, nosotros volamos desde España directamente a Bangkok (Tailandia). A nuestra llegada a la capital tailandesa y tras tramitar allí mismo el necesario visado para entrar en Myanmar, enlazamos con un vuelo en dirección a Rangún (Yangón). Por su situación en el continente asiático, se trata de un país multicultural con más de 30 etnias diferentes (birmanos, Kachin, Chin, Karen, Rakhine, Shan, etc.).
Rangún, que es la capital, está situada en la parte sur del país, en el delta del río que lleva su mismo nombre. Una vez dejado el equipaje y descansado hay que echarse a la calle para visitar sobre todo la Pagoda Shwedagon, con más de 2.500 años de antigüedad, en la que sobresale la estupa de más de 100 metros de altura recubierta por un baño de oro. Quedé impresionado por la belleza y diseño del pavimento del recinto.
Más sitios sobresalientes son la Pagoda Maha Wizaya o la Sule Paya (Pagoda) con más de 2.000 años de antigüedad. Aunque es una construcción reciente, también merece la pena visitar la Chaukhtatgyi Paya por el colosal Buda reclinado que hay en su interior.
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Publicado por Chiqui el 9 de noviembre de 2007
[Escapadas fin de semana]

Otra ciudad europea que merece una visita es Milán. Como en Amsterdam, si se busca también se pueden encontrar vuelos a buen precio para ir a esta elegante ciudad del norte de Italia y capital de la Lombardía. Desde el aeropuerto de Malpensa se llega al centro de la ciudad en tren, el Malpensa Express, que sale cada 30 minutos y tarda unos 40 minutos en llegar a la estación de Cadorna (Estación del Norte). Desde este punto se puede enlazar con la red de metro o autobús.
Durante un par de años tuve que viajar a Milán con frecuencia por motivos laborales, pero de esto hacía varios años, y las últimas veces que estuve en Milán fue únicamente para enlazar con vuelos intercontinentales. Por consiguiente era una ciudad desconocida a pesar de la facilidad de orientación que tengo. Os voy a proponer tres rutas para dosificar y disfrutar de vuestra estancia.
Ruta A. Podemos iniciar nuestro recorrido en la plaza del Duomo a eso de las 9, en la que destaca sobre todas las cosas el imponente Duomo. La catedral de Milán es un edificio espectacular de mármol blanco. Para hacernos una idea podemos realizar una visita virtual. Mención aparte merece la vista que se tiene de la ciudad desde los tejados. En el centro de la plaza está la estatua ecuestre de Vittorio Emanuele II. A un lado de la plaza se encuentra el Palacio Real y Museo del Duomo con una completa colección de pintura y piezas religiosas procedentes del Duomo.
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Publicado por Tormento el 8 de noviembre de 2007
Parece que estar estos días en Paris me está poniendo la mar de negativa. Pero es que mi primera idea era hacerme un post de esos cortos, incisivos, de los que me recuerdan a esas crónicas de Peñafiel: “El banquero que no exhibe toda su pluma pretende al galerista enjoyado” que siempre me han resultado la mar de humillantes. O estabas en la pomada o te quedabas in albis.
Aunque el shortblogger ayuda un poquito más poniendo un link o dos, lo cierto es que para ejercerlo hay que tener un universo de seguidores cómplices a los que les tengas informado de tu vida vía blog, vía comentario o vía me “ponga dos cañas”. Como yo carezco de este universo y además padezco de horror vacui me doy al “tostonblogging” como ya habréis notado.
Mi entrada iba a ser algo del tipo “Si vuestra vida carece de sentido por no haber pisado Colette, que se os vayan quitando los complejos. Todo se encuentra en el Vips”.
Es que esta mañana me he escapado de una reunión para irme a ver la tienda de culto Colette y me he agarrado un cabreo monumental. Eso me pasa por leer las revistas que acompañan los bolsos que me compro en los kioscos. Esas inmundas publicaciones se dedican a hacer refritos del refrito y a venderte motos para que seas fashionista de copia de Zara.
Colette debió ser algo hace años, pero ahora es un sitio con cuatro goodies (en Subaquática o en la misma Fnac hay más), tres libros, dos corners de marcas que se encuentran en todas partes, y una planta de grandes diseñadores que ya tienen asumido que es más el museo del traje para turistas que un sitio donde vender ropa junto a un sótano restaurante-cafetería de cantina de empresa pero con pretensiones. Lo que ahora se llama un “multiespacio”.
Desahogado el cabreo, tengo un par de entradas cortas más. “El machá de Toraya viene sin dulcecito. Por ese precio ¡ya les vale!” Y la última “Me he enamorado en París. He caído rendida a los pies del fotógrafo que pinta como Klimt”.
Hala, eso es todo.
Publicado por Tormento el 6 de noviembre de 2007
Lo bueno de tener que ir a trabajar fuera es que te obligan a viajar. Ya sé que todo el mundo anda despiporrado pillando los puentes para salir huyendo de una realidad que, a su pesar, les acompaña donde van. Pero a mi cada vez me da más pereza viajar.
Mientras los amiguetes se iban al eFindex a pontificar un ratito, yo hacía la maletita intentando encontrar una excusa para perder el avión ¡Y anda que no hay! Pero me salió la prusiana que llevo dentro (tras llamada a mi padrino de «escaqueadores anónimos») y me fui a desnudarme al control de la T1.
No se si alguna vez os he contado que antes de ser japonesa fui francesa (y algo vienesa, y un tanto berlinesa) con lo que fue pisar la Terminal 3 de Charles De Gaulle, que es como aterrizar en Socuéllamos, y ya me cambió el carácter.
Más por no tener la agarrada que por la pasta evito a los taxistas de aeropuerto, y como la Gare du Nord me da repeluco, me monté en el RoissyBus que te deja en la Opera rodeada de tienduquis. Esa combinación unida al gentío propio de un sábado por la tarde me decidió: aunque empuje las rueditas de la maleta yo me quedo por aquí dando vueltas. Cayeron los tés de rigor de Mariage Frères y alguna que otra chuminada. Ataqué varias librerías, con la excusa de que luego no lo encuentro en Madrid, dandole vaivenes a la gente con la maletita. Para esos casos el «desolée» es estupendo.
Andandini me planté en Eldorado, hotel que hace honor a las dos palabras de moda: cheap and chic (barato y elegante). La noche cuesta entre 33 y 57 euros y las habitaciones están decoradas con mucho gusto a base de atacar los brocantes (figura inexistente en España). Eso sí: ni tele, ni ascensor y, la primera noche, ni cuarto de baño. Os escribo ahora desde el 4 piso, en una habitación daliniana levemente en desnivel, esta sí con su cuarto de baño, que las hordas del puente han dejado libre.
En fin que sudorosa y sin ducha me tiré a la calle a buscar un sitio para cenar y un cine. Estoy en una zona curiosa: a un lado Pigalle, barrio popular donde los haya, y al otro Batignolle, zona de bobos (o sea, los modernos bohemios y bobos). Como no tenía conexión (el de la recepción mono pero nuevo) me tiré a ver los horarios de los cines. Dura elección: o me voy al Pathé de doscientas salas palomiteras o al muy intenso Cinema des Cineastes que, además de costar dos euros más, ponían una japonesa premiada en Cannes. Uf… A la vista del panorama me fui a cenar. Por supuesto a un japo: Naoko (11 rue Biot). Se come de lujo y a un precio razonable. Para acertar, pedid las especialidades y pasad de la carta. Tanto sushi moriwase ya cansa.
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Publicado por Chiqui el 2 de noviembre de 2007
[Escapadas fin de semana]
Hoy en día numerosas personas aprovechan los fines de semana para visitar una ciudad europea (vuelos inferiores a dos horas). Las compañías aéreas de bajo coste (Vueling, Clikair, Ryanair, EasyJet…) han facilitado este tipo de viajes culturales o de ocio, por lo que no es de extrañar que los viernes sean días de aglomeraciones en los aeropuertos españoles. También se pueden encontrar ofertas de vuelos a buen precio en las compañías aéreas tradicionales. Los numerosos establecimientos hoteleros para todos los gustos y bolsillos, y la gran oferta cultural (museos, exposiciones, conciertos, festivales, compras, etc.) también animan a este tipo de viajes.
París, Londres, Milán, Berlín, Roma, Praga, Barcelona, Madrid, Sevilla, o Ámsterdam son algunas de las ciudades más visitadas.
Esta última, Ámsterdam, es una ciudad que me apasiona. Es tranquila, se puede pasear sin muchas aglomeraciones, hay pocos vehículos a motor y numerosos lugares a visitar. Comenzemos pues con ella.
Para llegar al centro de la ciudad desde el aeropuerto de Schiphol se puede tomar un tren (salen cada 15 minutos) hasta la estación central, que está muy céntrica. La mayoría de autobuses y tranvías pasan por este punto. Frente a la estación se encuentra una oficina de información turísitica. La he visitado en numerosas ocasiones, por lo que os voy a proponer tres rutas diferentes que os permitirán conocer y disfrutar la ciudad en un fin de semana. Aunque todas ellas se pueden hacer a pie, también sirve la bicicleta (transporte habitual de los holandeses)… y es bastante menos cansado.
Ruta A. Salimos de la Estación Central (a eso de las 9) y enfilamos la avenida Damrak hasta llegar a la Plaza Dam. El edificio principal es el palacio Koninklijk. A un lado se encuentra la iglesia Niewe Kerk que ha acogido actos reales y en el centro de la plaza se encuentra el Monumento Nacional, un obelisco de 22 metros que recuerda a los holandeses muertos en la II Guerra Mundial. En una esquina de la plaza encontramos los grandes almacenes De Bijenkorf.
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Publicado por Chiqui el 26 de octubre de 2007
Viene de Las miniguías de Albert. Perú I

Puno es el punto de partida en Perú para visitar el lago Titicaca. En la bahía de esta ciudad están las islas flotantes de los Uros construidas a base de totora. Es toda una experiencia andar sobre estas islas flotantes.
Ya en medio del lago Titicaca se encuentra la isla Taquile que se trata de una verdadera isla. Allí se celebra la festividad de San Diego (desde el 25 de julio hasta principios de agosto) donde los bailes, la música y los coloridos vestidos tradicionales hacen una mezcla explosiva.
Una vez visitada esta maravilla, desde Puno se puede viajar a Bolivia. En unas dos horas se llega en autobús a la ciudades fronterizas de Yunguyo o Desaguadero. Desde esta última hay que calcular otras tres horas más en autobús para llegar a La Paz.
Nosotros decidimos seguir viaje en autobús hacia Cusco o Cuzco, punto imprescindible en cualquier viaje a Perú. En el trayecto conviene parar en el complejo arqueológico de Raqchi y el precioso pueblo andino de Andahuaylillas famoso por su iglesia. Al final del camino, Cuzco que fue la capital del Imperio Inca. Fundada en el siglo XII por Manco Cápac, el hijo del sol y primer emperador del Imperio Inca, es una ciudad impregnada de historia.
Esta ciudad y sus alrededores merecen al menos un par de días para visitarla. La Plaza de Armas es el corazón de Cuzco, la Catedral, la iglesia de la Compañía, las ruinas de Coricancha (el mayor templo Inca de la ciudad) con la iglesia de Santo Domingo son los puntos más destacados.
También se pueden contemplar restos de muros incas en el callejón de Loreto y en la calle del Triunfo. Hay numerosos museos en magníficos edificios coloniales como el Museo Inka, o el de Historia Regional. Cerca de Cuzco está la fortaleza de Sacsayhuamán, la más espectacular ya que domina la ciudad y los restos arqueológicos de Tambomachay (baños del Inca), Qenko y Puca Pucara.
Cuzco es el inicio para adentrarse en la selva, especialmente para ir a Puerto Maldonado en la amazonia peruana. También es el punto de partida para visitar el Valle Sagrado de los Incas y la ciudadela de Machu Picchu.
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Publicado por Chiqui el 19 de octubre de 2007
Después de un largo viaje con escala en Atlanta (EE. UU.) llegamos a Lima, que estaba celebrando (julio de 2001) la toma de posesión del Presidente Alejandro Toledo.
Fundada en 1535 por Francisco de Pizarro, la capital de Perú tiene en la actualidad una población de unos 8 millones de habitantes. Está situada en el centro del árido litoral peruano del Océano Pacífico. El clima es bastante desapacible ya que la ciudad queda cubierta gran parte del año por una fina bruma gris que tapa el sol (garúa).
En el centro de la ciudad se encuentra la Plaza de Armas con el Palacio de Gobierno, el monumento de Francisco de Pizarro (ahora reubicada), la Municipalidad y la Catedral. Es una zona por la que hay que pasear, aunque no es muy segura por lo que hay que tomar más medidas de las habituales para evitar robos. Cerca se encuentra el Santuario de Santa Rosa de Lima, el Monasterio de San Francisco y el río Rimac. Además de la zona centro hay que visitar el Museo de la Nación, el Museo del Oro de Perú y el Museo Rafael Larco Herrera.
También merecen una visita los barrios costeros de Miraflores y Barranco con sus centros comerciales y numerosos restaurantes. Si apetece, desde Lima se puede tomar un autobús “Cruz del Sur” con dirección a Nazca. La duración del viaje es de unas 6 horas y media. Allí, hay que tomar una avioneta para sobrevolar las enigmáticas líneas de Nazca situadas en pleno desierto y cerca de la carretera Panamericana.
Ya de regreso a Lima iniciamos la ruta por el interior del país. En avión volamos hasta Arequipa (2.325 m.) donde hacía algo más de un mes que había habido un terremoto de 8,0 grados en la escala de Richter pero casi no pudimos observar los desperfectos ocasionados en la ciudad.
En Arequipa está el colorido Convento ciudadela de Santa Catalina junto con la plaza de Armas y la iglesia de la Compañía de Jesús exponente del arte barroco mestizo y barroco churrigueresco español, junto con los multicolores frescos de la cúpula de San Ignacio llamada la “Capilla Sixtina de América”. También hay unas cuantas casas coloniales de gran belleza (Casa Tristán del Pozo, Casa Iriberry, o la Casa del Moral). Si hay tiempo se ha de ir a los barrios típicos de Cayma y Yanahuara con su mirador e iglesia.
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Publicado por Chiqui el 12 de octubre de 2007
Viene de Las miniguías de Albert. Chile I

Para llegar a Chiloé hay que tomar un ferry en Pargua, que en una media hora nos llevará a Chacao. Desde allí es nuy aconsejable ir a Caulín (8 kilómetros) para tomar unas ostras (Ostras Caulín Chiloé). Si seguimos hacia el sur pasaremos por Ancud y cerca se encuentra la pingüinera Puñihuil.
En la isla de Chiloé son típicas las iglesias construidas totalmente con madera. Castro, además de ser la capital de la isla, es famosa por sus coloridos palafitos y por la Iglesia de San Francisco. Un buen sitio para alojarse es el extravagante (por el color de la fachada y la decoración interior) Hotel Unicornio Azul.
Regresamos a Puerto Montt para visitar la Región de los Lagos, pero antes decidimos ponernos morados de marisco en las Cocinerías de Angelmó. Una vez comidos, nos fuimos a Puerto Varas, una bella población a orillas del lago Llanquihue. Junto a ese lago, pero al otro lado, se encuentra el espectacular volcán Osorno (2.660 m.) en el que se puede practicar el esquí.
Desde Puerto Varas se puede acceder a Bariloche (Argentina) en una trayecto de unas 8 horas en barco y autobús por el famoso cruce de los lagos. A orillas del lago Puyehue se encuentra el balneario Termas de Puyehue, un lugar de ensueño para recuperarse del viaje. Se pueden realizar numerosas actividades en el entorno del Parque Nacional Puyehue, patria de los indios Mapuches.
De vuelta a Puerto Montt volamos hacía Punta Arenas a orillas del Estrecho de Magallanes. Allí hay que visitar la Plaza Muñoz Gomero (centro). Cuenta la tradición que para asegurarse una nueva visita a la ciudad hay que rozar el pie de la estatua de un indio que hay en el centro de la plaza. Más sitios que ver por esa zona son el Palacio Mauricio Braun, la Reserva forestal Magallanes, la Pingüinera Otway, el Fuerte Bulnes y Puerto del Hambre. Por último, para quienes viajen entre los meses de diciembre a febrero (verano austral) tienen que aprovechar la isla Magdalena (Monumento Natural los Pingüinos).
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Publicado por Tormento el 7 de octubre de 2007
Antes de que alguien me acuse de inventarme las críticas o de tirar de fondo de armario, advertiré de que esto no es una entrada sobre cine español. Es que me he pasado toda la semana en Lucerna, provincia de Suiza, en otro episodio del Tormi World Tour 2007 (sé que tengo pendiente el de San Francisco, pero llegará).
En Suiza en general, y en Lucerna en particular, es todo tan perfecto que mi compañero de viaje y sin embargo amigo, Miguel, en lugar de sus habituales power points de fotos a todo trapo se ha hecho uno titulado «burrido» en el que sólo salen grifos, pomos de puertas y llaves de la luz. Vamos, que es imposible hacer una foto que no parezca una postal.
La puntualidad de los autobuses y trenes es tal que, de pronto, te entran ganas de vivir en ese país. Además, gracias al maldito euro, hasta Suiza es barata. Que en España se haya hecho una extraña conversión del patrón 20 duros al euro, con una inflación real de un 66% (y no la que calcula el INE a base de incluir chirucas y escuadratallos en la cesta de precios) hace que la idea de quedarte cale en tí. Si al volver lo primero que te encuentras es un debate al que asisten la Doctora Grajal y el Doctor Cabeza sobre la muerte del jugador del Sevilla, Antonio Puerta, pedir hora en la embajada de Suiza para solicitar la residencia se convierte en una necesidad imperiosa.
Decir que Lucerna es una pequeña ciudad perfecta es quedarse corto. Uno se sienta al borde de la mini bahía y ve montañas nevadas (y no las de «voy por rutas imperiales»), el lago Lucerna (que luego navegué y que es ¡espectacular!) y los puentes cubiertos de madera que cruzan el río Reuss todo de un vistazo y te parece imposible. Mientras en un agua transparente en la que no flota ni un papel, los cisnes son tan blancos que parecen de atrezzo.
Para colmo, me alojaba en un hotel familiar del centro en la zona peatonal rodeado de edificios polícromos y tiendas estupendas de trato exquisito. Por las mañanas abría la ventana y sólo veía tejados perfectos y la torre impoluta del ayuntamiento renacentista. Me ponía un café y con el programa de France 2, Télématin (en el que a las 7 y media de la mañana recomiendan libros ‘¡igualito que aquí! ) miraba por la ventana mientras me sentía la reina del mambo.
Por lo demás, nuestros anfitriones generosos pero elegantes (nada que ver con la fiesta de inauguración del Pocero), las navajitas una monada (he tenido casi que hacer el pino puente para traérmelas), el país neutral y la bandera diseñosa. Emotivo el león del Lucerna, que llora amargamente por la muerte de los soldados suizos en la revolución francesa, como emotiva es la historia de la fundación de la Cruz Roja. Ver un ejemplar de la primera Convención de Ginebra de 1864 hizo que se me cayera la lagrimilla.
Y, ya me adelanto, todo ello llenando las terrazas, cafés y restaurantes. Lo digo por aquellos que dicen que en España se vive como en ningún sitio porque somos capaces de hacer de una noche dedicada al arte (aunque fuera discutible) el mayor botellón del año.
Pues lo siento, me ha dado nostalgia reconfirmar que se puede tener todo ¡y más barato! a dos horas y diez de aquí.
Sobre todo ahora que podemos ir a un franco cien pesetas como unos señores.