Este mes de febrero se entregarán, un año más y ya van 80 ediciones, los Oscars. Unas cuantas horas de espectáculo y 24 estatuillas para premiar otras tantas categorías diferentes. Hay premios para todos: actores, directores, guionistas, maquilladores… pero echo de menos uno.
El éxito de una película, que no la calidad (y no nos engañemos, ésta es la gran fiesta del marketing cinematográfico), también depende de la labor que se realiza una vez han acabado de rodar las cámaras. Completas birrias se convierten en acontecimientos mediáticos de la misma manera que verdaderas maravillas pasan desapercibidas por no haber tenido el suficiente aparato publicitario detrás. Menos mal que la mayoría de las veces el tiempo pone a cada una en su sitio.
Por eso, sería de justicia que otro galardón fuera para premiar la mejor estrategia publicitaria. Cartelería, trailers o merchandising de todo tipo son muy a menudo, lo mejor de la película con diferencia.
Al igual que la banda sonora o la canción original (que sí tienen Oscar), la mercadotecnia asociada a una película es muchas veces lo único que queda de ella en la memoria colectiva de la gente.
Por eso pido desde aquí a George Clooney, Nicole Kidman o mismamente Javier Bardem, que sé que me leen, se lo hagan saber a los que mandan para que reparen este imperdonable descuido.
Y si no es en los Oscars, pues en los Goya y si no en los premios TP y si no…
ACTUALIZACIÓN 22/02/07: En Movie Poster Addict hacen una recopilación de los 79 carteles de las películas que ganaron el Oscar. Una joya para coleccionistas.
iJam. Es el nombre del regalo perfecto para estas o próximas navidades. Todo un despliegue de tecnología. Aunque tampoco hay que perder de vista el iLom o el iFua…
Excelente autopromoción de la agencia de publicidad Shackleton.
ACTUALIZACIÓN 17/06/08: El iJam llega a los AppleStores…
Si antes, entre cada programa y película que emitían en televisión, teníamos que soportar interminables minutos de publicidad por la cara, ahora nuevos inventos han irrumpido en nuestras vidas para hacernos más insoportables si cabe los minutos que pasamos delante de la caja tonta.
Me refiero a los patrocinios y las autopromociones. Una nueva vuelta de tuerca para sacarle más partido a los anunciantes y más de quicio a nosotros.
El patrocinio es ese bonito invento por el cual, entre anuncio y anuncio de los convencionales, se inventan un programa de dos o tres minutos escasos, ya sea económico, del estado de la nieve o del apareamiento del langostino para colarnos el famoso «Espacio patrocinado por…» y así poder hacer caja unos minutos más.
El otro invento, perpetrado por todas las cadenas sin excepción y más intrusivo, es la autopromoción. Ya sea un partido de fútbol, uno de los miles de programas de higadillos o una película lituana con subtítulos se ve trufada por la invasión a media pantalla de avances de programas venideros, sorteos de medio pelo o polihipermegatonos. Y eso cuando no es el presentador o comentarista de turno el que nos vende sin rubor alguno las bondades de su cadena.
A este paso, el año que viene el mensaje de Navidad del Rey nos vendrá con sorpresas incluidas…
El canal temático de terror Calle 13 en Francia se ha hecho la siguiente pregunta… ¿Qué ocurriría si nos encargaran hacer la promoción de un programa infantil?
El resultado salta a la vista. La agencia de publicidad que lo ha realizado ha sido BETC Euro RSCG.
Si no teníamos bastante con el spam tradicional, el fishing o los SMS publicitarios, ahora se están poniendo de moda los «e-matones».
Contestando a los comentarios que llegan a la bitácora, he visto uno que a continuación os transcribo:
«Hola, mi nombre es Richard y sé que tienes miles de comentarios de spam. Te puedo ayudar a resolver este problema. Conozco a muchos spammers y les podría pedir que no visitaran tu web. Eso reduciría tu volumen de spam en un 30 o 50%. A cambio, sólo te pido un enlace a mi sitio desde tu página web. Este enlace sería pequeño y tus visitantes casi ni lo notarían, sólo sería para tener un mejor posicionamiento en buscadores. Si estás interesado, avísame mediante icq xxxx o escríbeme a xxx(@)xxx.com, y te mandaré la URL de mi web y tú me mandas la tuya. Gracias.»
Claramente, este tal Richard, si existe, es un sirvenguenza 2.0. El problema es que en la red, además de docenas de expertos y cientos de usuarios sensatos, hay también miles y miles de ingenuos que ven en este correo la solución a sus anteriores excesos dejando su dirección de email en todos sitios. Conforman ese grupo los que en el mundo real serían los engañados por el timo de la estampita.
A este paso, y como vean que estas prácticas dan resultado, dentro de poco te pedirán que si quieres estar a salvo de anuncios de adelgazantes, alargadores de pene, antidepresivos y demás pócimas milagrosas, envíes unos cuantos dólares a sus cuentas de PayPal. De no hacerlo, además de tener la bandeja de entrada llena de basura, dos fórnidos individuos de nacionalidad kajaza te harían una «amistosa» visita…
Este mes de febrero se entregarán, un año más y ya van 80 ediciones, los Oscars. Unas cuantas horas de espectáculo y 24 estatuillas para premiar otras tantas categorías diferentes. Hay premios para todos: actores, directores, guionistas, maquilladores… pero echo de menos uno.
Si antes, entre cada programa y película que emitían en televisión, teníamos que soportar interminables minutos de publicidad por la cara, ahora nuevos inventos han irrumpido en nuestras vidas para hacernos más insoportables si cabe los minutos que pasamos delante de la caja tonta.
Si no teníamos bastante con el spam tradicional, el fishing o los SMS publicitarios, ahora se están poniendo de moda los «e-matones». 
