«He aquí dónde y en qué se demuestra si se es o no periodista: evidenciando actividad, ingenio y perspicacia, cualidades que no dan los cursos de una carrera, suponiendo que la de periodista pudiera cursarse y hasta que fuese tal carrera. Nada más adentrarse en este oficio, muchos periodistas caen en la tentación de creer que ya lo saben todo, y son vencidos por el espejismo de la sapiencia absoluta. Por eso se encierran en las redacciones a decirle cosas al Gobierno y a dirigir la opinión, tarea mucho más cómoda que la de registrar los latidos de esa misma opinión». Rafael Mainar. 1.906
Mucho me he quejado (y me imagino que me seguiré quejando) de las retransmisiones deportivas -sobre todo futboleras- de Andrés Montes & Cía en La Sexta. Ahora, Eurocopa mediante, es Cuatro la que se encarga de retransmitirla. Y estas emisiones son tan dispares como lo eran los personajes de Stevenson, el Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
La imagen del Doctor Jekyll aparece cuando no juegan los nuestros. Si no suena el chunda-chunda antes del partido se pueden ver muchas de las virtudes reconocibles de las retransmisiones de su hermana Canal+. Ésto es, durante el partido sólo se habla de fútbol, los comentaristas saben de lo que están hablando e incluso se pueden descubrir detalles desconocidos de algún jugador (Maldini dixit). Si acaso como pega menor el estilo, un tanto histriónico, de Carlos Martínez en algunas ocasiones.
Además, la publicidad «incrustada» durante el partido (básicamente de los venideros Sanfermines) tiende a ser escasa en comparación con otras cadenas y eventos.
Por contra, Mister Hyde se presenta súbitamente cuando juega la «roja». Los peores defectos de la cadena rival aparecen como por arte de magia y se cambia el «Salinaaaaaas» del de la pajarita por el «Podemos» (que esta vez parece que sí…) de Manu Carreño. Las conexiones con la Plaza de Colón, gracias a la doble ventanita tan de moda últimamente, y las entrevistas insustanciales de costumbre hace que todo parezca más un concierto de Los40 que un acontecimento deportivo.
Vamos, que la pócima que hace que aparezca un modo u otro de retransmisión es la audiencia. Y con ella, los SMS, las Zona Cuatro y toda esa retahila de caspa en la que se ha convertido todo programa televisivo de masas que se precie.
Y lo de menos es el fútbol.
Pregunta 1. Iker Casillas… ¿presidente? Pregunta 2. Si organizamos ésto por pasar a la semifinal, ¿que pasará si ganamos?
Pregunta 3. ¿Quién ha sido el iluminado que ha diseñado la campaña de publicidad de Media Markt?
No puede estar más de actualidad, aunque ya hayan pasado más de 10 años, una sección ya desaparecida del cada vez menos atractivo «Caiga quien caiga«. Se trata de «Curso de ética periodística» presentado y preparado por Juanjo de la Iglesia.
Para refrescar la memoria de algunos o que lo descubran aquellos que no lo conocieran, un refrito con sus greatest hits está disponible en Youtube. Ésta es una muestra.
Y éso que se denuncia en el programa pasa ahora y hace diez años. Cuando se hace información, titular a base de dobles sentidos, chascarrillos y juegos de palabras puede no ser lo más indicado en la mayoría de las ocasiones. Por un error en este tipo de detalles, lo que podría ser una buena información se queda sólo en el detalle, convirtiéndose en carne de zapping.
Además, se debe recordar que además del estilo, hay que tener cuidado con la gramática que a veces, por no leerlo dos veces, juega malas pasadas…
Para terminar, y a modo de ejercicio como diría Juanjo, os dejo un titular del 31 de marzo de La Voz de Salamanca para su estudio y posterior análisis. Lo discutiremos en la próxima edición.
Selección personal de artículos, anotaciones y comentarios sobre el mundo de la prensa y la comunicación encontrados en la red que aunque no sean necesariamente actuales, sí son de actualidad.
RTVE, que afortunadamente reinventó hace muy poco su sitio web en internet, ha renovado ahora su imagen corporativa.
La tipografía ha sido creada para la ocasión y se utiliza la «e» final como elemento unificador. Colores y degradados muy a la moda 2.0, tiene cierto parecido aunque un poco más serio con el de Yoigo). El tiempo dirá si nace ya obsoleto.
Todo el proceso ha sido desarrollado por la consultora española de brandingSUMMA.
– Dan Rather: Junto a mí y para comentar hoy el debate de los candidatos demócratas está Andrea Crowley de la CNN, Demonte Evans de Slate.com y… Ron Lahar, periodista de la edición impresa del Washington Post. – Nelson: ¡Ja, ja, tu medio se está muriendo! – Director Skinner: ¡Nelson…! – Nelson: ¡Pero si es verdad…! – Director Skinner: Hay momentos en que uno puede tener razón, pero hay que ser amable.
Los publicistas se estrujan constantemente la cabeza intentando sorprender al público y conseguir así el mayor efecto mediático posible para los productos que venden. Las fórmulas tradicionales parecen ya un tanto agotadas y se buscan golpes de efecto en cualquier lugar y con cualquier cosa.
En el mundo de la prensa no iba a ser diferente. A imagen y semejanza del nuevo soporte que es internet y sus banners, la publicidad en un periódico empieza a innovar y ya no está encasillada en módulos estandarizados y aparece donde menos se espera.
Y es que la acuciante necesidad de las empresas periódisticas por conseguir más ingresos a costa de los anuncios hace que se busquen soluciones «arriesgadas». Ahora, medios y agencias discuten composiciones de las que antes ni se hablaba y los publicistas aprovechan para «colar» su mensaje en espacios no tan convencionales. Ejemplos hay muchos como el que nos muestra Paco Oca, éste otro visto en LaCreación_06 o el ataque del donut gigante que comenta Ana Martín.
Incluso las portadas, único reducto antes inmaculado salvo algún pequeño espacio, empiezan a ser lugares subastados y algunos medios la han utilizado para engordar sus arcas. Y algunas son realmente horrososas.
El problema es que estos nuevos formatos difuminan peligrosamente la frontera entre lo puramente informativo y lo publicitario. En muchos casos, conscientemente o no, que yo diría que sí, se asocian marcas a noticias, llegándose a mezclar y no sabiendo donde empieza lo uno y acaba lo otro.
Además, tampoco sale bien parado el diseño. Los maquetadores tienen que hacer demasiadas filigranas para que eso no sea un batiburrillo sin sentido. Aunque en esto del diseño ya se han dado pasos mucho más arriesgados, como dejar que Ágatha Ruiz de la Prada sea la directora de arte por un día (empleo éste ya desempeñado por Philippe Stark para Libération o Bono en The Independent).
Como se pregunta Borja… ¿Se atrevería su marido, Pedro Jota, a dejarle «su juguete» por un día?
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