Archivos de la categoría ‘Las miniguías de Albert’
Publicado por Chiqui el 5 de octubre de 2007
Esta miniguía complementa las de Isla de Pascua y Patagonia ya publicadas en esta bitácora.
Después de 20 años, volvía a visitar Santiago de Chile. Las cosas han cambiado mucho en este país, pero al pasar por delante del Palacio de La Moneda noté la misma sensación de escalofrío que en el año 1986.
Era muy temprano y hacía bastante frío. Los Andes estaban muy nevados y para un esquiador como yo disponer de varias estaciones de esquí (Farellones está solamente a 36 kilómetros, El Colorado a 39 km, La Parva a 50 km, y Valle Nevado, la más grande y moderna, a 60 km), tan cerca de tu casa es un lujo. Lamentablemente, no pude disfrutar de mi deporte favorito por exceso de nieve (había más de 4 metros) ya que los vehículos no podían acceder a las instalaciones. Otra vez será.
El Centro de Santiago ahora tiene otro aire. Aunque los edificios mantienen la tonalidad gris, todo está más animado. Hay más comercios y la gente pasea por las calles peatonales. Visitas obligadas son la Plaza de la Libertad y el Palacio de la Moneda (ahora ya se puede visitar el interior), la Plaza de la Constitución con el monumento al Presidente Allende. Desde esta zona hasta la Plaza de Armas es un paseo agradable, con calles peatonales y con la mayoría de edificios oficiales. En esta plaza está la Catedral Metropolitana, el Museo Histórico Nacional y la Municipalidad.
Si es la hora del almuerzo, estamos en uno de los mejores sitios de la ciudad ya que a poca distancia de allí nos encontramos con el Mercado Central, donde podremos degustar un buen pescado y marisco. Además, si cruzamos el río Mapocho llegaremos a una zona llena de puestos de frutas y verduras, además del Centro Cultural Estación Mapocho.
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Publicado por Chiqui el 28 de septiembre de 2007
Viene de Las miniguías de Albert. Papua Nueva Guinea I

El Sing Sing es un festival cultural en el que se reúnen unos 100 grupos distintos. A primera hora de la mañana se puede ver como se van decorando y pintando los cuerpos, poniendo sus tocados de plumas… Es un ritual interesante. Los Sing Sing de las tierras altas es una de las cosas que realmente hay que ver en el mundo, aunque es cierto que ha perdido el sentido aventurero. Este año, por ejemplo, estaba patrocinado por una empresa de refrescos de cola y francamente perdía parte del encanto y de la aventura, pero ver a centenares de personas de las tribus del país con sus mejores ornamentos, cantando y bailando sus danzas tradicionales, era y es un gran espectáculo.
Quisimos vivir dos días con la gente de las montañas, en el valle de Wahgia a dos horas de Mt. Hagen en coche (4×4). Nos dirigimos al pueblo de Nondugl y desde allí ascendimos a pie hasta llegar a la que tendría que ser nuestra casa (Wahgi Guest House). La gente nos atendió con una gran hospitalidad y nos hicieron participar en sus actividades, fiestas y paseos por la montaña. Una experiencia que hay que tener, pero no esperéis diez años que a lo mejor os encontráis un hotel con piscina. En las tierras altas el cerdo es la moneda de pago. Cuantas más unidades de este animal se tengan mayor poder económico tiene una familia. Estas transacciones llegan a su punto culminante con motivo de las bodas.
En esta zona se cosechan vegetales, la patata dulce (sweet potato), y el famoso café de Papúa Nueva Guinea. Regresamos a Mt. Hagen para tomar una avioneta que nos tenia que llevar en 45 minutos a Timbunke en el río Sepik. Empezaban unos días de navegación por este caudaloso río de más de 1.200 km. de longitud visitando los diferentes poblados (tributarios) que se encuentran a lo largo de sus orillas.
En el Sepik el cocodrilo está muy presente y todas las canoas llevan una cabeza de cocodrilo esculpida en la parte delantera (proa). Hay muchas representaciones en figuras, aunque en directo, nosotros solamente divisamos uno pequeño. Este río es considerado por los nativos el alma de Papúa. No obstante, la gente que vive a lo largo en su rivera depende en gran manera de él como vía comercial.
El clima es bastante duro por la humedad y las elevadas temperaturas, además de los molestos mosquitos. Hay que tomar muchos líquidos y evitar al máximo las exposiciones continuadas al sol. La gente vive de la pesca y del sago, una pasta que sacan del tronco de una palmera que después de triturarla la convierten en su pan. También es muy típico un tipo de sopa espesa que sirve para acompañar el pescado.
Son famosos en todo el mundo los trabajos en madera (máscaras, figuras, totem, etc.) que realizan sus artesanos. En el centro de los poblados se encuentra la Casas de los Espíritus (Haus Tambaran), construcciones en la que se reúnen únicamente los hombres del poblado, dónde se realizan los ritos de iniciación y las ceremonias religiosas.
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Publicado por Chiqui el 21 de septiembre de 2007

Hacia diez años que queríamos visitar este enigmático país de Oceanía, zona muy poco conocida para los que vivimos al otro del planeta.
La falta de información siempre fue uno de los motivos de los muchos aplazamientos, pero a pesar de que este era un año de elecciones y las noticias que nos llegaban no eran muy alentadoras por el tema de seguridad, decidimos finalmente viajar.
La mejor época para visitar Papúa Nueva Guinea es con motivo de alguno de sus coloridos festivales culturales (Sing Sing) que se celebran en diferentes poblaciones (Goroka, Mt. Hagen, Morobe…) Nosotros viajamos a mediados de agosto con motivo del festival que se celebra en Mt. Hagen.
El Gobierno de España no tiene Embajada en Papúa Nueva Guinea por lo que toda información se debe obtener a través de la Embajada de España en Sydney (Australia) y la que ofrecen es casi nula.
Los consejos para el viajero ofrecidos por las webs del Ministerio de Asuntos Exteriores Español, la del Departamento de Asuntos Exteriores del Gobierno Australiano y por la propia Embajada de España en Sydney, no recomiendan viajar a Papúa Nueva Guinea. Por lo visto este año no es un país seguro, como otros muchos en el mundo, en el que hay que tomar las medidas habituales de seguridad, en especial en la capital Port Moresby, Lae y en los festivales culturales.
El control policial con motivo del Sing Sing de Mt. Hagen era amplio y no observamos nada especial. En el resto del país no hay que tomar medidas especiales. Es un país poco poblado, con algo menos de 6 millones de habitantes y con más de 900 idiomas diferentes. Las tres lenguas oficiales son el motu, el tok pisin y el inglés. La moneda es la kina. La gente es muy amable, intenta ser atenta con el viajero y ofrecerle lo poco que tienen.
Las casi 30 horas de vuelo se hacen un poco pesadas. Desde España se puede coger un avión hasta Singapur y desde allí volar con Air Niugini directamente a Port Moresby.
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Publicado por Chiqui el 14 de septiembre de 2007
Siem Reap, en Camboya, fue la primera escala de mi primera, y por ahora única, vuelta al mundo. Aunque todo viajero desea hacer este tipo de viaje, es algo pesado si lo haces en un mes por el número de vuelos que debes tomar. Eso, si además haces ruta en los países que visitas. Después de Siem Reap seguimos ruta a Australia, Nueva Zelanda, Islas Cook, Los Ángeles, y finalmente regresar a Barcelona.
En Camboya solamente decidimos visitar esta zona. Nos atraía pasar unos días visitando el espectacular arte arquitectónico de sus templos antes de seguir viaje a otros países con casi ningún vestigio de arte antiguo.
Y paso a detallaros lo que allí vimos y cada una de las maravillas que se pueden contemplar.
Angkor Wat. Es el mayor y más espectacular de los templos religiosos jamás construidos. Una de las maravillas del mundo. El rey del Imperio Jemer Suryavarman II lo hizo construir y lo dedicó al dios Hindú Vishnu. Es significativo la orientación oeste de la construcción ya que simboliza la muerte, por lo que algunos expertos llegaron a la conclusión que Angkor Wat era el mausoleo de Suryavarman II. Sus dimensiones son excepcionales. Además lo rodea un foso de 190 metros de ancho que forma un rectángulo de 1,5 por 1,3 kilómetros. Impresionantes los bajorrelieves que se encuentran en el exterior del templo central.
Ta Prohm. Imprescindible visitar este templo a primera hora de la mañana para así poder evitar las «horas punta» turísticas. Es un placer pasear entre sus piedras y los grandiosos árboles que se apoyan en las ruinas de las edificaciones. Es una combinación perfecta entre arquitectura y naturaleza. Para mí sin duda uno de los más espectaculares.
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Publicado por Chiqui el 7 de septiembre de 2007
Tuve la oportunidad de visitar Guatemala en 1.999 con motivo de un viaje profesional y me prometí que debía volver a visitar este pequeño país de Centroamérica con más tiempo. Hacía solamente tres años del “Acuerdo de Paz Firme y Duradera” que puso fin a 36 años de guerra civil y aunque la sensación era extraña y algo insegura, quedé enamorado de la ciudad de Antigua, en mi opinión una de las más bellas de América Latina.
Por este motivo decidimos continuar nuestro viaje, que iniciamos en Chiapas (México), por tierras guatemaltecas.
Entramos en el país por Bethel, pequeña población situada a orillas del río Usumacinta. Después de cruzar el río desde el lado mexicano en lancha y realizar los trámites aduaneros en un destartalado puesto fronterizo, nos montamos en una vanette con destino a la ciudad de Flores, que está rodeada por el lago de Petén Itza. Antes de llegar a Flores se pueden visitar los asentamientos arqueológicos mayas de Sayaxché y el de Ceibal (800 a.C.) con sus bellas estelas de piedra. A 180 kilómetros de Sayaxché, en dirección sur, se encuentran las espectaculares grutas de Lanquín y las de Semuc Champey con sus lagunas de agua cristalina.
Cerca de Flores (a 55 kms.) está Tikal, uno de los asentamientos arqueológicos Mayas más espectaculares. Es impresionante por la altura de sus templos y por estar en medio de la selva tropical. Uno de los más destacados es el del Gran Jaguar (Templo I) con sus 44 metros de altura y situado en la Gran Plaza junto con la pirámide de las Máscaras y el palacio de los Nobles. El templo IV es el más alto, desde donde se puede divisar una vista completa de Tikal y la selva. Es muy habitual encontrar indígenas haciendo ofrendas.
Después de un buen descanso, salimos temprano en dirección a Río Dulce, en la desembocadura del lago Izabal y Lívingston, en la costa caribeña. Es una zona en que la naturaleza se muestra en todo su esplendor y en dónde se puede realizar senderismo por la selva, cruzar puentes colgantes, navegar, etc. No dejar de visitar la reserva natural de Chocón Machacas en defensa de los manatíes.
El viaje puede continuar hacia Copán en Honduras, todo un referente de la cultura Maya, o como hicimos nosotros, hacia Antigua.
A la mañana siguiente salimos temprano para dirigirnos por carretera al mercado dominical de Chichicastenango. Se trata del mercado indígena más grande y pintoresco que se celebra al aire libre en toda Guatemala. Otro punto de atención son las ceremonias religiosas que se celebran dentro y fuera (en la escalinata) de la Iglesia de Santo Tomás. Eso sí, no dejan sacar fotografías en el interior.
La escalinata es un espectáculo. Se quema incienso de resina de copal, líderes espirituales indígenas hacen oscilar improvisados incensarios (latas con agujeros) y hay buenos puestos de comida en el centro del mercado.
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Publicado por Chiqui el 24 de agosto de 2007
Elegir la mejor época para visitar la Patagonia dependerá mucho de lo que cada viajero pretenda hacer y visitar. El invierno nuestro es verano en Argentina y Chile y por consiguiente el tiempo es más benigno, pero también hay muchos más viajeros. En nuestro verano el clima es algo extremo. Se debe llevar ropa y calzado de invierno, especialmente si se está pensando en realizar senderismo.
Nosotros llegamos en avión a Punta Arenas (Estrecho de Magallanes) desde Puerto Montt ya que estábamos realizando el viaje por Chile. Desde Puerto Montt también se puede llegar a Puerto Natales en autobús (de 30 a 36 horas), o en barco (M/N Magallanes-Navimag), un popular crucero de 3 noches a través de los fiordos. Según me ha comentado mi sobrino Oriol que ha realizado esta ruta, el peor momento de la travesía por el habitual fuerte oleaje, es la travesía por el temido golfo de Penas. El nombre ya lo dice todo…..
Desde Buenos Aires se puede acceder en avión a El Calafate (zona de los glaciares) o a Ushuaia (Tierra de Fuego). Para los viajeros que deseen volar hasta Ushuaia (Tierra de Fuego), el aeropuerto de El Calafate tiene vuelos directos.
El vuelo hasta Punta Arenas fue espléndido. El comandande hizo de improvisado guía turístico y pudimos contemplar el campo de hielo norte y el sur, además de numerosos glaciares y las Torres del Paine. Después de llegar a Punta Arenas seguimos por carretera en dirección a Puerto Natales (a unas dos horas y media). Antes de llegar nos desviamos para cruzar la frontera argentina por el paso Villa Dorotea. Desde este punto seguimos viaje por una pista de tierra totalmente nevada hasta llegar a El Calafate (4 horas). Es una población muy turística con buenos alojamientos y restaurantes para degustar el asado argentino.
Ya por la mañana, muy temprano y con frío intenso, nos dirigimos al embarcadero (Punta Bandera) para realizar un crucero por el Parque Nacional de los Glaciares (Lago Argentino) en el que pudimos contemplar el Glaciar Upsala y la barrera de témpanos, el Glaciar Spegazzini y Seco y la bahía y lago Onelli. Hay una empresa que ofrece cruceros individuales de dos días pasando la noche frente al glaciar Spegazzini.
El día siguiente visitamos el impresionante Glaciar Perito Moreno y tuvimos la oportunidad de navegar solos en un barco y pudimos palpar el silencio de este majestuoso lugar, sólo interrumpido en algunos momentos por el estruendo de las roturas del hielo.
A unas tres horas y media por carretera desde El Calafate se encuentra la población de El Chalten, situada al pie del Monte Fitz Roy (3.405 m). Es un lugar ideal para los amantes del trekking.
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Publicado por Chiqui el 17 de agosto de 2007
Viene de Las miniguías de Albert. Tibet I
El Palacio de Potala es la máxima expresión de la arquitectura tibetana, una verdadera joya. Ya desde la calle Dekyi Shar Lam se puede observar una impresionante vista del edificio. Era la residencia de los Dalai Lama, y todo es de grandes dimensiones. No hay que dejar de visitar la azotea con una vista excepcional sobre Lhasa y la tercera y cuarta planta del edificio con las estancias del XIII y XIV Dalai Lama. Será mejor que os toméis con calma el ascenso por la empinada escalinata.
Otro lugar a visitar es el Palacio de Verano (Norbulingka) del XIII Dalai Lama. Desde este palacio se marchó del Tibet el actual Dalai Lama (XIV). La artillería china destruyó casi totalmente el edificio. En la actualidad está reconstruido.
En los alrededores de Lhasa hay dos grandes monasterios que se deben visitar. Dreprung (a 8 kilómetros), y Sera (5 kilómetros). Estos dos centros siempre han sido una referencia contra la presencia china en el Tibet.
Después de visitar Lhasa, iniciamos nuestra ruta en 4×4 por el Tibet. Cruzamos el río Brahmaputra, dirección Gyantse. Después de pasar el puerto de montaña de Kamba-la (5.000 metros), llegamos al lago Yamdrok-Tso situado a 4.488 metros de altura. Sus aguas tienen un color azul turquesa intenso. Durante todo el recorrido el paisaje está repleto de grupos de yaks. Después de varias horas de viaje por una pista en muy mal estado por fin se llega a Gyantse.
En Gyantse, las zonas visitadas fueron el Fuerte (Kumbum), el monasterio de Pelkor Chöde. y la espectacular stupa (s.XIV). También hay que pasearse por la muralla que rodea la ciudad antigua.
Seguimos el viaje con destino a Shigatse, la segunda ciudad en importancia del Tibet. Desde este punto los viajeros mas intrépidos continúan viaje hasta la frontera con Nepal (Zhangmu) pasando por el Monasterio de Rongbuk (campo base del monte Everest), y los otros, como nosotros, regresan a Lhasa.
En Shigatse está el Monasterio Tashilhunpo con la capilla dedicada a Maitreya (el futuro Bhuda) en la que se puede ver una imagen de 26 metros de altura con más de 300 kilos de oro y piedras preciosas. En este recinto se encuentra también el Palacio del Panchen Lama segunda autoridad religiosa del Tibet.
Desde Shigatse fuimos a visitar Sakya (4280 metros) uno de los monasterios más antiguos e importantes del Tibet (fundado en 1073). Fue como regresar a la edad media.
Es un viaje recomendado, aunque el control de las autoridades chinas se hace a veces algo molesto. Es un viaje con verdadero encanto, aunque poco a poco lo va perdiendo. La invasión china se va haciendo día a día, tanto en Lhasa como en Shigatse donde gran parte de la población ya es de origen chino, especialmente en los negocios. Mucha de la población tibetana se ha exiliado en el Nepal o en el norte de la India, como el propio Dalai Lama (Dharamsala).

Viaje realizado en agosto 1996
Más información | Días del futuro pasado. Tíbet
Publicado por Chiqui el 10 de agosto de 2007
Aunque hace mucho tiempo de este viaje, creo que merece la pena dar a conocer nuestras experiencias por si pueden servir de ayuda a los viajeros que quieran visitar el techo del mundo.
Dos de las puertas de entrada al Tibet eran el avión desde Katmandú (Nepal) o desde China. Nosotros llegamos a Lhasa desde Chengdu, ya que era la única ciudad china que tenía enlace aéreo directo con la capital del Tibet (China Southwest Airlines). Desde 2006, se puede volar directo desde Beijing (Air China). Pero lo más novedoso es viajar en el “tren del cielo” una obra de ingeniería ferroviaria que permite acceder al Tibet en tren. Otra opción, no muy aconsejable, es viajar por carretera, pero se puede tardar entre 20 y 40 horas.
Era la segunda vez que visitábamos China, la primera fue en 1991. Beijing había cambiado mucho, grandes edificios con modernos hoteles, se empezaba a notar el principio del despegue económico de esta potencia mundial.
Viajamos, como en la primera ocasión, con nuestra hija que en el año 1996 tenía 9 años. Además del visado para viajar a la República Popular China, era preciso obtener un permiso especial (carta de confirmación) para poder acceder al Tibet. Nosotros lo conseguimos en Chengdu. Además, como era un viaje individual, no organizado, era obligatorio viajar con una agencia de turismo china. Nosotros lo hicimos con CITS.
Después de unas dos horas de vuelo llegamos a Lhasa que está situada a 3.650 metros de altitud. Al llegar al aeropuerto de Gonggar tuvimos la sensación de tocar con las manos las nubes y notamos los primeros síntomas por la altura. Fuimos los únicos turistas que bajamos del avión y al acceder a la pista nos encontramos con un recibimiento especial. Pero muy a nuestro pesar, no nos lo dedicaban a nosotros, si no a un grupo de altos cargos militares chinos que venían en nuestro avión. El Tibet es una región autónoma de China bajo un estricto control militar y con una cada vez mayor presencia de chinos en detrimento de los tibetanos.
Desde la invasión de este territorio por el ejercito chino en 1951 que llevó al Tibet destrucción, muerte y posterior exilio del Dalai Lama en 1959, el gobierno chino ha ido aplastando todo intento de revolución. Los monasterios han sido siempre los focos más importantes de rebeldía, por lo que por este motivo en alguna ocasión os podéis encontrar la prohibición de visitar algún templo.
Después de recoger nuestro equipaje, subimos en un 4×4 que nos debía llevar a nuestro alojamiento. Durante los 98 kilómetros que hay hasta Lhasa nos encontramos miles de personas apostadas a cada lado de la carretera esperando a la comitiva de militares que venia detrás nuestra. Era la primera sensación que teníamos de que se trataba de un país “invadido” y lamentablemente no seria la única.
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Publicado por Chiqui el 3 de agosto de 2007
Viene de Las miniguías de Albert. Irán I
Por la mañana salimos en coche hasta Kermán. Durante el largo viaje pasamos por el lago Bactegan. Después de una reconfortable ducha fuimos a cenar a una pizzería local.
A la mañana siguiente, nos levantamos muy temprano para ir a visitar la fortaleza de Bam (la ciudad de barro) que se encuentra a unos 200 kilómetros de Kermán. Era una construcción impresionante, daba la sensación que en algún momento se derretiría bajo nuestros pies. Parecía un gigantesco castillo de arena como los que construyen nuestros hijos en la playa. Una construcción espectacular y que cada vez que la recuerdo me aterroriza pensar que ya no existe.
En la ruta de regreso a Kermán, visitamos el mausoleo de Shah Nematollah Vali y el jardín de Shazdeh en Mahan. En las entradas y salidas de las ciudades y pueblos de Irán hay multitud de homenajes a los mártires locales de la Guerra entre Irak e Irán.
En Kermán no hay que dejar de ver el complejo Ganj Alikhan, el Bazar y la mezquita Jame. Para acceder al interior de las mezquitas, los hombres y mujeres lo hacen por sitios diferentes. Hay que tener el máximo respeto y no hacer fotografías en el interior.
El siguiente punto de nuestro viaje fue la ciudad de Yazd, conocida por su parte antigua, con el complejo Ganj Alikhan, el Bazar, la mezquita Yame, el templo de Fuego de los zoroastrianos y las torres del Silencio.
Al día siguiente, salimos dirección a la ciudad de Isfahan, en mi opinión una de las más bellas en especial por la impresionante plaza del Imán (Emam Khomeini) y por su relajante ambiente. Isfahan es como un gran bazar, especialmente la zona centro alrededor de la plaza del Imán. Tener cuidado en esta zona, es la más turística y hay que vigilar algo más. En una tienda que vendían alfombras y en la que estábamos inmersos en pleno regateo, entraron una pareja de jóvenes italianos que hacía unos minutos les habían parado tres personas que se hicieron pasar por policías y cuando les pidieron la documentación les robaron la cartera. Como precaución, dejar la documentación en el hotel.
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Publicado por Chiqui el 27 de julio de 2007
Antes de meternos en harina deciros que la información que sigue a continuación es del año 2000, hace siete años y con toda seguridad alguna parte puede ser algo diferente, además han habido cambios políticos que seguramente hacen bastante más complicado el viaje para un occidental.
Nuestro viaje se inició varios meses antes con los trámites burocráticos. Por cierto, hay que evitar que el pasaporte tenga visas de Israel. Para obtener el visado de entrada es necesario varias fotografías y las mujeres se las deberán hacer con la cabeza cubierta por un pañuelo, aunque no es necesario que sea negro. Hay que llevar la documentación a la Embajada de la República Islámica de Irán en Madrid. Nosotros la enviamos por mensajero y la recogimos por el mismo sistema. No es un trámite muy largo, pero os aconsejo realizarlo con tiempo para evitar sorpresas de último momento.
La indumentaria es uno de los puntos más complicados, especialmente para las mujeres. Los hombres ya no vamos de vacaciones con corbata, una prenda no utilizada en Irán. Para las mujeres lo mejor es ponerse un vestido negro sin mangas, que la falda sobrepase la rodilla, por debajo del vestido unos pantalones y la cabeza cubierta con un pañuelo…
En 2000, aceptaban las tarjetas Visa y MasterCard, pero no American Express. Se pueden utilizar en tiendas y en hoteles. También es bueno que llevéis euros en efectivo para evitaros algún día de aquellos que nadie ha cambiado y no te aceptan tarjetas.
Es un país seguro, a pesar que vivimos de cerca alguna mala experiencia. La gente es amable aunque intenta no relacionarse mucho con el viajero, a excepción de los vendedores de las tiendas. Te sientes observado más de lo deseado y, aunque no se ve el control, intuyo que saben que haces, a dónde vas y con quién hablas. Como nos gusta ir por nuestra cuenta y sin control estricto, le solicitamos a nuestra guía en Isfahan poder pasear por la ciudad solos y cuando regresamos al hotel la policía se había puesto en contacto con ella para recriminarle y advertirla que si ocurría otra vez le retiraban el carné de guía turístico.
La Guerra Irán-Irak (1980-1988) dejó más de 500.000 muertos solamente en Irán, y por ello detectas que hay una franja de edad con muchos menos hombres que mujeres. Irán es un país joven en el que más del 60% de la población tiene menos de 40 años.
Dicho esto y a pesar de todos los inconvenientes, que los hay, Irán es un país que hay que visitar.
Llegamos al aeropuerto de París Orly para realizar el enlace con el vuelo de Iran Air que nos debía llevar a Teherán. En la sala de espera nos encontramos con las primeras contradicciones. La mayoría eran familias iraníes de clase acomodada residentes en Francia que iban a pasar las navidades a su país de origen. Ninguna mujer llevaba el chador y la mayoría no llevaban la cabeza cubierta. Antes de aterrizar en Teherán todas las mujeres se cubrieron la cabeza con pañuelos. Supongo que hoy en día las cosas han cambiado a peor. Nosotros estuvimos en Irán en la época del presidente Khatami, un hombre que tenía una vocación más aperturista y que la juventud del país valoraba positivamente, o esto era lo que creímos.
A nuestra llegada al aeropuerto de Teherán nos vino a recoger nuestra guía, una mujer joven, menuda, que hablaba perfectamente español.
Tras instalarnos, visitamos el Museo de la Cerámica y del Vidrio, el Museo Saad Abad, el espectacular Museo Nacional de las Joyas y finalmente el Museo del Palacio donde vivió el último Sha. Impresionantes los inmensos salones y las botas de bronce, de tamaño descomunal que uno se encuentra a la entrada del palacio y que correspondían a una escultura gigante del Sha Mohammad Reza Pahlevi que lamentablemente la revolución Islámica destruyó.
Teherán está situada al pie de las montañas Alborz y por muchas calles baja el agua por canales.
Al día siguiente salimos en avión hacia Shiraz para visitar Persépolis, ciudad construida por Darío I en el año 512 a.c. y primera capital del Imperio Persa. El lugar es como un horno y hace un calor insoportable. Seguimos viaje por el desierto hasta Naghsh-e-Rostam, dónde encontramos las tumbas excavadas en la roca de Dario I, Darío II y Xerxes I. Antes de regresar al hotel nos tomamos, en una casa de té excavada en la roca, un refrescante chai (té). En Shiraz hay que hacer una parada obligada en la ciudadela de Karim Khan.

Continuará…
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