Archivos de la categoría ‘Crítica libros / cine’

Publicado por Tormento el 20 de julio de 2008

HancockSiento insistir: desde que soy una intelectual que lee a Borges, me doy más cuenta de las cosas. Soy una mujer nueva. Así, esta intensa formación artística me ha llevado a ver Hancock con otros ojos. No con los de hortera de bolera rumiante de combo plus que he sido hasta ahora, sino con los de la creadora de historias, tramas y torniquetes lingüísticos en que me estoy conviertiendo, cual insecto kafkiano.

Hancock tiene un problema grave: parte de una buena idea pero no sabe que hacer con ella. A mí me pasa mucho. Una sola idea sin conflicto y final sorpresa, da para un chiste, incluso para un trailer, pero no para una película. Es así. El manual de instrucciones lo deja clarito, clarito.

Así que, el mesías que hay también en mí os dice: ¡Hermanoooossss! ¡No lo hagáisss!! ¡No gastéis vuestro dinero ni malgastéis el tiempo de vuestras miserables vidas en ahondar en la herida de la miserabilidad! ¡No caigáis en el pecado de la «sobelbia»! ¡No desoigáis este consejo e ingresad en mi cuenta el coste de la entrada y las palomitas! Seguro que vuestra alma inmortal se encontrará reconfortada y la mía se irá de rebajas post-crisis-pre-recesión.

Si habéis visto el trailer y, como yo, habéis pensado, ummm, ¡cómo mola! un superhéroe borracho y «capuglio», os aseguro que habéis visto lo mejor de la película. De hecho, si la trama es la película, habéis visto la película. La sorpresa de la Theron está tan mal enhebrada, tienen tan poquita química, y suena tanto a Hancock «returns», «begins», «hace puenting» y «se va de picnic», que en lugar de mejorarla, la lastra.

Vamos, que la cinta es mala, mala, pero mala, mala, sin una gracia en su cuerpo, sin una risa decente que llevarse al coleto. Con tanta exposición corporal, tan hortera y poco fino que es el verano, si ya no me puedo meter en el cine a refrescar el pinrel, no sé que va a ser de mí.

Os paso mi cuenta del paypal mientras tanto, para que vayáis haciendo vuestros ingresos. Veo que, de seguir así el mundo-cine, me forro.

Publicado por Tormento el 13 de julio de 2008

KungFu Panda

Muchas cosas importantes en mi vida han ocurrido por meterme en camisas de once varas que me quedaban grandes. Mi madre mantiene que es porque no tengo vergüenza; pero en realidad es que me aburro e implosiono.

Por eso, en uno de estos ataques de «qué gran escritor se está perdiendo la literatura contemporánea conmigo» me apunté a un taller intensivo para escribir cuentos. En realidad hace falta cara para plantarse en clase en plan intenso cuando ni he escrito un cuento en mi vida ni casi los he leído. Todos los asistentes iban pertrechados con su maletita de relatos más o menos interesantes, en busca de la receta perdida de la genialidad inalcanzable. Esta Tormi que lo es, iba a ver si alguien le contaba como puñetas se construye un personaje, cómo leches se hace un diálogo decente, y, en fin, como es posibe construir una historia, aunque tenga folio y medio. Porque, a qué resistirse, yo para estas gracietillas pues tengo mi punto pero no doy la talla para hacerme algo con fundamento.

Lo malo de tener tanta cara es que no puedes ir a los sitios a reirte en secreto de las debilidades personales que los textos de los demas supuran, de sus perros muertos o de su poco éxito en el metro, sin tener la gallardía de someterse al público escarnio. Así que, a falta de cuento o perro muerto que me ladrase, me planté el viernes, último día de clase y tras una dosis palomitil de Kung Fu Panda de no te menées, con una de las críticas de cine que este humilde pero honesto blog va a dejar de publicarme de un momento a otro.

(más…)

Publicado por Tormento el 6 de julio de 2008

SatanásMe he dado cuenta de algo que me tiene muy preocupada: soy un pecorón de mucho cuidao, de ésas que saca la katana sólo para envainarla con sangre. Sin embargo, cuando se trata de hacer declaraciones amorosas soy un pato mareao. Siempre me lo ha dicho mi padre ¡anda hija que no eres cardo setero!

Creo que con este bagaje debería presentarme a las oposiciones de colaboradora de Ana Rosa, ahora que se le ha casado Belén Esteban con un traje de los de prenderle al lado una cerilla y contemplar como arde la blonda de los chinos. En fin, no me voy a quedar en el chiste fácil de la Esteban que vengo muy tocada del cine y no encuentro palabras para expresar mis sentimientos alocados.

Después de un día dadaista y por culpa de un cliente que siempre, pero siempre, siempre, siempre, le entran las urgencias a las tres de la tarde de un viernes, llego tarde al cine. Me ponen de muy malísima leche los que llegan tarde al cine y, encima, no respetan una norma no escrita de los frikis de las 4, que es que no te pones delante de alguien que esté ya sentado aunque te mole el sitio porque no tienes a Tachenko delante. Si llegas tarde, te jodes y no molestas.

Por este purismo, y por este cliente y otros que desconocen el valor del tiempo ajeno, me he quedado más de una tarde de viernes sin cumplir mi ritual del cine lo que me produce un vacío existencial que acaba con el tueste de la visa por la adquisición de cosas, como supondréis, de primerísima necesidad. Hoy me he cuadrao conmigo misma y me he plantado en el cine con 10 minutos de retraso y ¡he entrado! Y me he quedado noqueada.

Satanás no es la vigesimoquinta revisión del exorcista por guionistas de plantilla y director de video clip. Es una abrasadora película colombiana que relata el decurso de una persona pulquérrima hasta la neurosis que, en su particular día de furia, se lleva por delante a 29 personas. Y lo apasionante de esta historia es cómo está contada, elegantemente, con planos muy medidos. Te agarra la garganta y no te suelta aunque lo intentes. Porque no habla de un asesino, ni es Michael Douglas vestido de Mao pegando tiros por una ciudad.

Habla de cualquiera de nosotros, de lo que se nos ha pasado por la cabeza en alguno de esos días dadaístas que uno tiene, cuando un gilipuertas te falta al respeto o has aguantado la penúltima humillación del lerdo que tienes por ¿marido? ¿esposa? ¿jefe? ¿compañero de trabajo?… Da igual. Y da igual que la acción transcurra en Bogotá porque las tres historias que confluyen en el tiempo y, al final, en el espacio de esta estupenda cinta podrían pasar en cualquier parte.

Me temo que no durará mucho, así que daros prisa si queréis ver algo bueno.

Firmado: Tormi la Positera.

Publicado por Tormento el 22 de junio de 2008

El increíble HulkVisto que los comentarios de las películas gafapastas no tienen tirón y de que yo quiero retirarme a un palacete en Lucerna con lo que me dé el mundo de la escritura, me meto a ver «El increíble Hulk«.

La decisión de este viernes ha sido muy difícil, pues tan increíble me resulta esa superheroína niuyorkina que siendo mileurista compra zapatos al ritmo de Imelda Marcos, como este superhéroe color de moco que me retrotrae al Blandyblub y al Hulk en blanco y negro con prota repeinado que ponían en la Televisión Española de mi infancia. Este tipo siempre me resultó tan cansino como El Fugitivo y Kung Fu. Yo soy más de señores bien vestidos tipo El Santo.

A favor de la pelicula, Edward Norton -a pesar de que le critiquen por intenso-; la productora de Iron Man, la Marvel, que mejora el producto al mostrar algo más de interés en la persona que en el supermoco; unos planos aéreos de favelas brasileñas, que en momentos recuerdan a Blade Runner; Liv Tyler que, gracias a Dios, ha decidido no seguir el camino de la anorexia; y un calorazo en la calle de los que no dan tregua a la elección.

En contra, media hora final de pelea de godzillas «mu» holliwodiense de ésas que acaban con la paciencia del Santo Job; un sustituto de mi Paqui en forma de garrulo aullador que se dedicaba a soltar estertores de vaca parda en cada escena de amor; y que está muy lejos de ser tan buena como Iron Man. Al principio apunta maneras, pero cuando el moco verde se hace con la pantalla, la cosa pierde.

Por cierto, no salgáis trotando del cine. Os podéis perder lo mejor. Escala Pop corn: 6’75.

Publicado por Tormento el 15 de junio de 2008

El último viaje del juez Feng

Espesura, pura y dura, no se me ocurre nada más que decir. No me salen ni gracietas ni chorradillas del aburrimiento que tengo encima. En el cine, por no haber, no había ni una Paqui decente de la que sacar punta.

El último viaje del juez Feng nos cuenta la vida de un tribunal del pueblo chino itinerante, que va por los pueblos coloristas del Yunnan profundo haciendo justicia bizarra en nombre del partido comunista. Ésto, que pillado por Berlanga hubiera dado mucho juego, lo engancha un director intenso y se convierte en un coñazo lentorro de proporciones supersónicas.

Lo diré cienes y cienes de veces y no me cansaré: una buena idea, una situación digna de contarse, como ésta de la justicia itinerante con burro y escudo portátil, no justifica por sí misma una película. El cine es otra cosa. A lo mejor lo que se cuenta en este viaje a la Alcarria china daba para un interesanísimo documental del National Geographic, para un reportaje en el EPS, o para una tesis doctoral jurídica, en la que se hablase de una justicia como la China en donde el derecho de defensa se lo pasan por el forro del cuello Mao. Pero como película es un soberano tostón.

Y una cosa advierto: te tiene que gustar mucho el cine, o venir de una familia como la mía en que a las mujeres se nos cae la casa encima, para darte el viaje, pagar 7 euros -y otros tantos por el combo palomitil- para ver estos pestiños. Entre el mal cine comercial americano y las películas de autor… malo, que nadie se extrañe de que la mula haga furor. No son los piratas los que se están cargando el cine: se lo están cargando los que hacen cine.

Al final quedaremos la Paqui, su amiga y yo misma petrificadas en un museo de ciencias naturales como ejemplo de lo que era una tarde de cine.

Me pido el Smithsonian, que suena regio.

Publicado por Tormento el 8 de junio de 2008

Ella es el partidoComo bien saben los cientos de lectores que tengo en el ancho y largo mundo, soy reacia a salir los fines de semana y los puentes. Creo que son como el verano: si tenemos algo molloso y poco atractivo, es el momento en que queda en evidencia. Sin embargo, arrastrada por una opípara comida en casa de Techu y un sol que dentro de dos semanas odiaré tanto como a las paquitas que no me dejan oír en el cine, me fui a cumplir con mi labor reporteril.

Para imbuirme en el feísmo relatado hice tiempo en la calle Preciados comprando el pintalabios que perdí en 88 minutos y viendo lo llena que estaba la calle de gente y lo vacío que estaba el Corte Inglés (crisis? what crisis?). Esa «total immersion» además me ha permitido solventar una duda que me tenía asaltada toda desde hacía tiempo: de donde salían los bolsos de Tous y Carolina Herrera que habían invadido los hombros de todas las usuarias del metro.

Un consejo, queridas amigas, de parte de mi madre: para que una copia pase por el bolso bueno -aparte de que el forro no sea de flores horteras- necesita que el resto de lo que llevas puesto parezca bueno, empezando por los zapatos. Esta regla se cumple rara vez, por lo que conviene gastarse en zapatos lo que se ahorra en bolso.

Tras contemplar el voy que te vengo de los subsaharianos en nómina de los chinos, me metí en el Callao, en donde se encontraban todas las paquitas de España con o sin marido de bolsillo, al reclamo de este ajado galán de cafetera llamado George Clooney. Ella es el partido tiene un incial momento vaca (he encontrado en ella mi alma gemela) que no es igualado a lo largo de la película, que pretende ser heredera de esas dos pedazo de películas que son «Luna nueva» y «Sucedió una noche«. Y eso es imposible. Porque si a George director y actor le fascina la época de sus mayores, cuando las mujeres eran o sofisticadas o fregonas, y los hombres destripaterrones o Cary Grant (¡cómo le sentaba el smoking a ese hombre!), donde había lujo de verdad y no la chapuza cara que hay ahora, tendría que abstenerse de hacer pelis de ese tipo. En estos tiempos de falsa igualdad y de inmediatez de lo tonto, esta pretensión es una contraditio in terminis.

La Zellweger cada vez más rara. Otro consejo de mi madre esta vez para ella: por muy escurrida que estés, si tienes cara de pan de hogaza lo único que conseguirás es que se te descuelgue por los lados.

Chim-pun.

Publicado por Tormento el 1 de junio de 2008

La nieblaEn mi infancia de blanco y negro y música sacra de lutos oficiales está siempre presente el cine. No sólo «El coloso en llamas«, ya en color y con un Paul Newman en paños menores, sino el de Bergman o Buñuel que emitía RTVE. Es difícil creer a la vista de los tiempos que corren, que nadie se pudiese hacer una culturilla sentado delante de la tele, pero era así. Mientras la generación de 68 habla de las sesiones dobles de cine de barrio como momento iniciático de su pasión por el cine, los de mi quinta, los que rebobinábamos las cintas de casette con un boli bic (¡cojonudo ese anuncio!) nos hicimos nuestra maletita de cinéfilos Feber a base de los ciclos que montaba RTVE.

Así, he tenido la suerte de tragarme todo (o casi todo) de directores como Bergman, Berlanga o Wells, o de los actores de la época dorada de Hollywood, sin pensar, en vena, cuando la sesera está blanda y todo cuesta infinitamente menos. Recuerdo con pasión tardes de sábado sentada delante de la tele a base de nocilla y terror gótico de la Hammer. Sniff, creo que me estoy poniendo muy abuela cebolleta.

En fin, como uno no elige lo que le impacta ni cuando lo hace, hay tres películas que forman parte de mis experiencias religioso-cinematográfcas de la infancia y que, por ello, no he querido volver a ver: «El séptimo sello«, de Bergman, «La invasión de los ultracuerpos«y «El ángel exterminador» de Buñuel. En esta última un grupo de gente fina que se ha reunido a cenar se siente incapaz de salir de la habitación en la que están, sin razón, sin que nada se lo impida. Los días pasan, el ser humano que hay en ellos aflora y las formas se pierden.

Pues bien, «La niebla» tiene algo del Angel Exterminador pero en formato supermercado americano y terror al enemigo exterior, en este caso bichos grandes y repugnantes. Cuando uno se sienta a ver «La niebla» tiene la sensación de haber visto esto antes: Alien y demás animales del espacio exterior con sangre vitriólica y mala leche; pueblos americanos en los que no nos gustaría vivir que se quedan incomunicados mientras les atacan anacondas gigantes; iluminados religiosos pontificando en la zona de los congelados y decisiones a la desesperada.

Como decía muy atinadamente la crítica de El País, es una peli de Serie B con argumento de arte y ensayo. Mientras la ves piensas que hay una línea que conduce la película pero no acabas de identificarla hasta que sales de la sala y lees en el cartel «El miedo lo cambia todo». Así es: la peli muestra las decisiones que los seres humanos, los norteamercanos en este caso, son capaces de tomar por miedo irracional. Interesante el bucle final: los militares son la causantes y la salvación.

¡Qué mal asuntooo…!

Publicado por Tormento el 23 de mayo de 2008

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristalHasta atrás de tortitas con nata de Somosierra, el equipo Chiquiworld toma posiciones en la sala Roxy A de Madrid. Nos preparamos para sortear con habilidad los riesgos de costumbre: spot de pajarito que tira palomitas y habla por el móvil; pareja de sordas solteras de más de 70 que confunden el sillón del cine con el de orejas de su casa y hablan a voces; tía alta,cabezona y enfadada con su churri que ocupa la pantalla entera… en fin, los elementos necesarios para hacer que la percepción de la película sea horripilante.

Chiqui se cambia de sitio. Yo me aferro a las palomitas. Comienza, pero, ¿que es ese bicho que sale nada más empezar? No debe ser la peli sino un anuncio de Ice Age quinta parte. Ah, pues no, comienzan los títulos de crédito ¡Pero que birria de títulos de crédito!

Y mi sorda de cabecera comienza su letanía: «Ay, Paqui, ¡pero que mayor está este hombre!». Si el principio no me gusta, los comentarios de la amiga de Paqui no ayudan. Me empiezo a temer lo peor: mala poco creíble, protagonista artrítico y sin gracia, cielo de cartón piedra a lo Douglas Sirk… Como siga así esto me levanto, arreo a Paqui (alguna vez lo acabaré haciendo) y me voy. Y de pronto ¡Boooooommmmmm! el momento nevera y vuelve Indi.

ADVERTENCIA: Chiqui me ha prohibido terminantemente jorobaros la película, así que a partir de ahora hablaré en clave.

El jovencito que me parecía un espanto en el trailer, es algo menos apestoso de lo pronosticado, aunque espero muy sinceramente que no le asciendan en la quinta parte. La ambientación es estupenda, excepto un travelling de una maqueta de quinto de EGB (es que soy del plan antiguo) y alguna que otra pelea a la que se le ve el cartón.

En cuanto a Harrison, el alma de Indiana, ha perdido mucho con los años pero ha sido capaz de mantener una digna socarronería que, de nuevo a la vista de la plaxta de trailer, creía que se había dejado en el mismo sitio que sus piños naturales. Porque, no nos engañemos, la gracia de Indi es la desvergüenza del mejor Han Solo con sombrero y látigo, y ésa, querido Harrison, la perdiste hace mucho tiempo. Coincido con la amiga de Paqui en que este hombre ha envejecido fatal. Sin embargo, recupera en esta película una frescura que hacía años había perdido haciendo de poli lerdo o de marido psicópata.

Y gruta por aquí, y momento confesión por allá, y rollo esotérico por acullá. Alguna que otra referencia involuntaria a Star Trek y final que ya hemos visto en chorrocentas pelis pero sin Indi. A Chiqui le parece poco creíble ¡cómo si toda la saga estuviera basada el teorema de Fermat! Si todos los puñetazos que soporta Indi fueran reales, ya le habrían retirado el seguro médico.

Resumiendo: mejor que la segunda (nunca me ha gustado un pito) y peor que la tercera. Con la primera ni la comparo, que es delito.

Publicado por Tormento el 19 de mayo de 2008

Casual dayDesde hace muuuchoss pero que muuuchos años he considerado los encuentros de empresa con vaca al fondo, aparte de una americanada innecesaria, una falta de respeto.

Según los principios clásicos de la relación laboral, el empleado cede al empleador su capacidad productiva, el carbón de su tiempo y parte de sus conocimientos para hacer funcionar esta máquina de vapor de la revolución industrial que es la imagen con la que desde pequeña (¿influencia de los libros de texto?) se me representa el sistema capitalista. Esto, en nuestro derecho laboral se llama ajeneidad (por la cesión) y dependencia (por lo que todos ya sabemos).

Lo que no está incluído en ninguna parte es el tiempo libre de los trabajadores, ni el alma o las basuritas de cada uno. Sólo han de contar las que se exhiben dentro del teatrillo que es la empresa, que no son pocas. Con un poco de observación no hace falta despeñar a la gente por los desmontes; con colocarse al lado de la máquina de café de vez en cuando es suficiente, sin necesidad de joder el fin de semana ni la dignidad a nadie.

Puedo entender que a alguien a quien se le va a confiar la vida de Presidente de los EE. UU. se le exija ser un Seal, pero que Pomez de contabilidad se enganche en una tirolina o sea un cobardica y se esconda debajo de un matojo, no es algo relevante para su labor. Lo relevante será que sepa de números y sea honrado. Si es cobarde, ya se le notará en el día a día sin evidenciarlo groseramente.

Así ocurre que en las empresas españolas, cuando se supera la generación del fundador -en general, una mezcla de olfato para los negocios y testosterona barata a partes iguales-, se llenan de airgamboys con raqueta de padel. No os digo lo que supone para las mujeres ser medidas a golpe de raquetazo. Mientras las relaciones sigan basándose en un esquema de filias de este tipo, lo tenemos más que crudo.

Casual day ha decidido tratar todo esto con el mayor defecto del cine español: la intensidad y la ausencia de ritmo. Ya hasta explicitan la crítica en pos de un falso dramatismo que no le interesa a nadie. Mientras se siga facilitando dinero a creadores que se sientan muy especiales por haber descubierto la rueda vamos listos. Este tema le pilla a Berlanga con menos años y hace crítica de la buena sin desnucar de aburrimiento al respetable.

RequetePostData: La dirección de Chiquiworld ha organizado un casual day: ya tenemos entradas para el extreno de Indiana Jones el próximo 22 de mayo, jueves, a las19:00 en el cine Roxy A de Madrid. No, no, no es que las productoras nos hayan incluido en su lista de medios a invitar a los estrenos (con estas críticas qe hacemos, lo llevamos crudo), es que ya las venden en entradas.com. Advertidos quedáis aquellos que queráis compartir este duro momento con nosotros. Ya se ha estrenado en Cannes ¡Y tiene una mala pinta!!!!

Publicado por Tormento el 13 de mayo de 2008

Iron manSerá por culpa de las quemaduras de tercer grado que me hice tomando el sol en Tenerife.

Será que los malotes me ponen, y en eso Robert Downey Jr. se lleva la palma.

Será que la pelicula es ágil, divertida y en su punto de tiempo.

Será porque Jeff Bridges hace de malo con pinta de profesor Bacterio.

Será que es posible tratar temas tremendos con dosis de humor y efectos especiales, sin ponerse pedante a lo intelectual-san- franciscano.

Será que la banda sonora tiene un momentillo heavy que saca la deep-purplera que hay en mí.

Será que la peli está llena de gadgets que todos nos pediriamos en lugar del quimicefa.

Será que el momento avión privado con barra de bareto de streaptease tiene su guasa.

Será que la cosa mejora cuando controla la Marvel. Será, será… será que es posible hacer buen cine sin que un género sea mejor que otro por el capítulo treinta y tres, que no sea necesario ver desgracias lentorras y subtituladas para ver buen cine. Así que, le pongo a Iron Man un 9 en la escala pop-corn. Porque Robert y yo lo valemos.

PD. Por cierto, el 22 de mayo estrenan la cuarta de Indiana Jones. El preview tiene una mala pinta de espanto, rollo homenajes a escenas y situaciones de las otras tres para fans recoge-anécdotas. Espero equivocarme, pero me temo lo peor.

1 8 9 10 11 12 17
 

    Prensa

    Radio

    Televisión

    Internacional

    Bitácoras

    Recursos