El alfabeto occidental, entre mayúsculas y minúsculas, tiene 52 caracteres, mientras que el japonés, en cambio, entre los 46 caracteres hiragana y sus correspondientes katakana, forman un total de 92 caracteres. Además, si les sumamos solo el conjunto de kanji de uso común utilizados en periódicos y libros de texto hay 2.136 caracteres.
Si ya era difícil manejarse con los tipos occidentales a la hora de componer un periódico, no puedo imaginar a un pobre cajista nipón peleándose con los tropecientos mil tipos diferentes que tiene a su disposición. Antes de la llegada de los ordenadores a nuestras vidas, un operario debía estar recolectando los caracteres uno a uno para que luego se pudieran mandarse a la imprenta.
Todo esto se ha ido realizando hasta hace unos 20 años, en dónde en las imprentas artesanales recogían sus tipos a mano. Muestra de este proceso se puede encontrar en el Museo del Libro y de la Tipografía Ichigaya no Mori, fundado en 2020, nos permite conocer como era su funcionamiento paso a paso.
Dos minutos realmente interesantes.
Vía | The LLaneza firm