Aquí tenemos una nueva entrega de «Viendo pasar gente» por el mundo. En esta ocasión, le toca el turno a Nueva York. Concretamente, la famosa Quinta Avenida a la altura de la calle 53.
Banderas americanas cada dos metros adornan la más famosa vía de esta gran ciudad. Y aunque todo parezca lujo y glamour, no es oro todo lo que reluce. Un poco más abajo, tan solo unas manzanas en dirección al downtown, las tiendas caras, carísimas, tienen que compartir acera con bazares de souvenirs de lo más cutre, donde 5 camisetas con motivos de la ciudad cuestan poco más de 10 dólares.
Y es que, aunque la quinta sea la avenida más conocida de la Gran Manzana, donde realmente está el poder y el dinero es en los edificios de las avenidas adyacentes: Park y Lexington.
Como se puede intuir en el vídeo, el frío era considerable y no digo nada del viento que cortaba como una cuchilla cuando salías a una avenida. Los nativos, al estar acostumbrados, parece que no les afectaba e incluso alguno iba en mangas de camisa.
La grabación se realizó un martes de noviembre a eso de las 11 de la mañana. Imaginaros lo que puede ser eso un sábado a las seis de la tarde…
Así pues, Nueva York es la nueva ciudad en la que se fija la cámara fija (valga la redundancia) de Chiquiworld. Se une así a Madrid, Roma, Kabul, Kyoto, Hong Kong y Pekín «agraciadas» con este «honor».
Me encanta esta colección de logos «deconstruidos» y rediseñados en su versión minimalista. La verdad es que no tengo muchos más datos. Los he visto en Stocklogos y enseguida me han atrapado.
¿Quién se anima a realizar un restyling de, por ejemplo, El Corte Inglés, Zara o Mercadona?
De nuevo en Orebic podremos visitar este pueblo pesquero. Regresaremos por la misma carretera y en ruta encontraremos una importante zona de producción de vino y el bello pueblo de Trstenik.
La siguiente parada será la ciudad amurallada de Ston. Una pequeña población con calles estrechas y numerosos restaurantes, también conocida por sus salinas. Iremos a comer a la cercana población amurallada de Male Ston, muy conocida en Croacia por la producción de ostras y mejillones. El restaurante Vila Koruna es un clásico en el podréis degustar las ostras y un buen arroz negro por un precio más que razonable.
Después de reponernos de la excursión matutina, iniciaremos el viaje de regreso a Dubrovnik que nos llevará mças o menos una hora (unos 55 kilómetros).
Llegados a Dubrovnik podremos aprovechar para dar un paseo sin rumbo por la noche, mucho más agradable y sobre todo con menos turistas.
Esta interesante escapada tiene una duración de 4 días intensos y variados. El pasado histórico de las ciudades de Croacia y la belleza de su costa hacen de este viaje de fin de semana largo uno de los más agradables que he realizado. Poder realizar este viaje fuera de la temporada de verano es un lujo, los meses de junio a septiembre hay mucho turismo, se colapsan las carreteras y aumentan los precios de forma considerable. Allá vamos…
Para llegar, Vueling tiene vuelos directos desde Barcelona a Dubrovnik y Croatia Airlines o Iberia lo hacen desde Madrid. Otra opción más engorrosa es volar vía alguna ciudad europea.
Animo a alquilar un coche al llegar para poder tener mayor libertad y así poder visitar los pequeños pueblos de la costa. Aunque la red de carreteras es bastante deficiente, las distancias son reducidas. Eso sí, hay que respetar los limites de velocidad ya que la policía es muy estricta y las multas hay que pagarlas en efectivo. Cruzaremos en varias ocasiones puestos fronterizos de Croacia y Bosnia-Herzegovina por lo que el pasaporte es imprescindible. No suele haber ningún problema.
La comida es excepcional y a precio razonable si salimos de las zonas más turísticas. Hay numerosos alojamientos para todos los bolsillos y además muchas casas particulares alquilan habitaciones (que en croata se llaman Sobe).