Publicado por Tormento el 1 de marzo de 2012

– Desde cuando está así?

– Así, así…ummmm, unos 15 días. Pero mal, mal, loca, desquiciada perdida desde hace mucho más tiempo. ¡No se hace idea de lo que es vivir en esta situación! ¡Con la ilusión que le hacía vivir encima del oso y el madroño, como ella decía! Porque ya no dice, no habla, sólo se acurruca, me esquiva la mirada. Dice que yo tengo la culpa por no haber condenado esa maldita puerta, por haberme reído de ella ¡Vaya idiotez! Es sólo una puerta de una habitación que estará llena de trastos, o de vaya usted a saber de qué. No huele mal y para mi eso ya es suficiente. No le hizo gracia que la dueña nos impusiera como condición renunciar a una habitación del piso que, como ve, no es muy grande. Para guardar sus cosas. Nos hizo una buena rebaja. Nos dijo que estaba más tranquila dejándolo todo aquí, donde todo empezó, dijo, donde todo pertenece. Sonó rara, pero también mi padre, que me repite siempre la misma historia tres veces y no le doy la mayor importancia. Son cosas de viejos. Además ella quería vivir en el mismo centro y el piso no se paga solo. Chollos así no se encuentran. Pero desde que nos mudamos ella empezó a pegar la oreja a la puerta, por si había alguien al otro lado.

Al principio se reía y me contaba que eso de la puerta cerrada era como de peli de miedo, que a saber que ser extraño vivía al otro lado, con la capacidad de salir cuando quisiera, sin que hubiera una puerta que controláramos nosotros y pudiéramos cerrar para impedir que entrara en nuestra casa ¡Una puerta bajo nuestro control! ¡Si apenas nos cabe el paragüero! Se empeñó en instalar una puerta sobre la puerta. Yo creí que lo contaba de broma, y ella hacía como que también. Pero dejó de dormir. Estaba convencida de que si dormía el ser del otro lado de la puerta entraría en nuestra casa. Yo le preguntaba que cómo era ese ser, que qué era lo que temía que nos hiciera si entraba en nuestra casa, pero no acertaba a contestarme. Me decía que lo hiciera por ella, que no me costaba nada hacer otra puerta, o hacer un muro, o condenar la puerta, o mejor hacer el muro pero bien resistente, o un muro y una puerta blindada… La verdad es que me pareció una memez. Me reía al principio pero la cosa empezó a ir a mayores: no sólo no dormía sino que se metía en la cama pertrechada de cuchillos, y bastones, y todo lo que iba encontrando con lo que poder defenderse de ese ser. Podríamos habernos ido, me lo pidió muchas veces, pero ¿sólo porque a ella le había dado esa estúpida neura de que había un ser sin forma, nombre o función que acechaba en una habitación para hacernos algo horrible sin concretar? Me gusta mucho el barrio y yo duermo, bueno, dormía a pierna suelta. Entre su insomnio, los cuchillos y los objetos contundentes resultaba imposible conciliar el sueño. Hasta que puso la puerta como la ve, tras un día frenético de clavar y atornillar placas de acero al marco. Ese día me miró fijo, con los ojos muy abiertos mientras bamboleaba el martillo en la mano, quieta, de pié, firme, con la mandíbula encajada y me dejó de hablar. Pensé que se tranquilizaría ahora que había encerrado a la bestia, pero no. Se instaló en esa esquina enfrente de la puerta, justo donde la ve, con la misma ropa que lleva ahora y con el mismo edredón. No se ha movido en 15 días. El hedor es insoportable. No consigo que se mueva, ni que beba, ni que coma ¡Cuidado! ¡No se acerque! Tiene todos los pertrechos de defensa debajo del edredón ¿Ve este corte que me recorre en diagonal el antebrazo? Me lo hizo hace una semana cuando me cabreé y la cogí en volandas para meterla en la ducha y darle luego de comer ¡Se puso como una loca y me atacó! Así que no lo he intentado más. No hace más que mirar la puerta fijamente y ya no se qué más hacer por ella. Por eso les he llamado, para que la ingresen o la internen o hagan lo que se haga en estos casos, porque yo ya no puedo más. Un día de estos se levanta y me pega dos navajazos y ¡adiós muy buenas! Y yo no soy una ONG de locas peligrosas, francamente…..

– Dudo mucho que vaya a atacarle. Debe de llevar muerta más de 48 horas. Llamaremos al juzgado para que levanten el cadáver. Usted se viene con nosotros.


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