A. No me parece haberlo visto antes por aquí ¿Viene usted mucho?
B. Sólo en los fines del mundo y fiestas de guardar.
A. Pues ya me extraña que no me suene su cara pero, claro ¡Somos tantos!
B. Pues sí… Pues parece que va a llover.
A. Sí, y de la radioactiva ¡qué es la peor para el campo!
B. Ya, no le falta razón, pero mejor la lluvia ácida que no el meteorito de la última vez que me dejó los tomates agujereados como un acerico y no hubo manera de venderlos. Y, mire, que con la hambruna pensé que los podía colocar a buen precio, pero ya se sabe que los intermediarios se quedan con todo.
Aprovechando que hoy viene El Roto al periódico para un encuentro digital, recupero el chiste que el editorialista visual, como alguien lo ha definido, publicó el pasado 12 de diciembre.
Si no me tomo un café con magdalenas no seré capaz de aguantar la reunión de esta mañana. Cafeína y azúcar y que no me hable ni dios hasta llegar a la oficina …. ¡Anda que no hay gente fea en este vagón! ¿Por qué es tan fea la gente del metro? ¿Será que el gobierno, con mayúsculas, el conspirador, ha ocultado un incidente nuclear ocurrido en sus profundidades y el uso continuado del metro produce mutantes con bolsos de polipiel y olor a cebolla revenida? Yo es que a esta gente no me la encuentro en la superficie. A lo mejor forman parte de un ecosistema diferente que sólo existe aquí dentro, con sus propias costumbres sociales de apareamiento, incluso con su propio sistema de castas. Seguro que debido a la escasez lo reciclan todo y por eso llevan todos esa pinta de no haber tenido nunca una buena vida, una vida propia. Sin aire natural ni agua andan todos con este mal color y este olor a rancio. ¿Cómo se conseguirá colocar la grasa en sitios tan raros?
Después de pasarse casi ocho meses en Libia, los soldados ingleses del destructor HMS Ocean vuelven, como el turrón, a casa por Navidad. Y lo hacen cantando. No es exactamente un libdub, pero es lo más parecido que se puede hacer en la cubierta de un barco.
Hasta Mariah Carey se ha enterado y los ha publicitado en Twitter. Divertido.
– ¿Llevas mucho rato esperándome? Es que el tráfico estaba fatal. Por cierto, tengo un huevo.
– ¡Y yo una docena! Si que te ha sentado mal el atasco, chata ¿Qué vas a tomar?
– No, no me quieres entender. No tengo un huevo de los que se fríen, sino de los que se crían.
– Que viene a ser lo mismo, si me permites que te de la réplica en esta conversación de besugos que estamos teniendo.
– No es igual, perdona. Yo no voy a freír mi huevo. Ni lo voy a pasar por agua, ni se lo voy a prestar a la vecina con una tacita de sal. Mi huevo es un huevo interior, de esos con XXY y mosca del vinagre. De esos de combustión lenta. Como en “Alien, el octavo pasajero”