Una de las «T» más famosas del diseño actual es la que todos los día se luce en la cabecera el diario norteamericano «The New York Times«.
Su suplemento semanal, el «Style Magazine» ha ido encargando a artistas contemporáneos y diseñadores que den su particular visión de la vigesimotercera letra del alfabeto. Así, números señalados (Moda, belleza, especiales…) han visto como este grafía se convertía poco a poco en un clásico del diseño actual.
Bajo la etiqueta Well Openers de la versión online de este publicación, se reúne una selección de las mejores portadas de este tipo desde el año 2004. Merece la pena dedicar un rato a pasearse por los trabajos seleccionados.
Selección personal de artículos, anotaciones y comentarios sobre el mundo de la prensa y la comunicación encontrados en la red que aunque no sean necesariamente actuales, sí son de actualidad.
Publicado por Tormento el 19 de septiembre de 2010
Hay personas que se han pasado toda su existencia intentando superar el trauma que les causó Le Samuraï, con un Alain Delon tan crujiente como inexpresivo. Personas que aún no se han recuperado de las tardes de Carrusel Deportivo, las cámaras lentas de Peckinpah y los pantalones de campana. Seres humanos que han preferido el cine sueco antes que volver a soportar esas soporíferas cintas francesas en donde el vacío hace hueco a la pedantería. A todas esas almas torturadas El americano ha venido a despertarle los fantasmas del pasado y, de paso, a descoyuntarles el cuello en cabezada libre.
Comenzamos con tiros en la nieve y continuamos con un momento Italia profunda de encanto similar a los documentales rancios de la 2. En la sala, un matrimonio huye y la dicharrachera señora-loro de tortitas con nata de mi derecha ronca a todo trapo. La miro y parece un cadáver con sonido estéreo. Un gafapasta comienza a chistarle como si dirigiera un rebaño por la Cañada Real. Mientras, Clooney, la alegría de la huerta, nos enseña sus nuevos músculos de pre-anciano y pienso ¡qué pena, hay que ver cómo se ponen los cuerpos! intentando que este pensamiento tan sólido me mantenga despierta con la esperanza de que suceda algo con cierto interés. Y mientras continúa la siesta de mi vecina la película sigue previsible y tostón.
Lo juro sobre la biografía no autorizada de Belén Esteban: la próxima vez me levanto y me voy ¡Aunque sea profanando un cadáver roncador!
Telecinco puede haber conseguido la cuadratura del círculo. A saber: consigue llenarse los bolsillos de euros con productos de muy baja calidad pero con una rentabilidad sobresaliente. Los únicos costes con los que ha de enfrentarse es a los salarios no excesivamente altos (relación calidad/precio) de algunos colaboradores y profesionales de la caspa. Los modernos «polemistas».
Haz la prueba. Pon Telecinco cualquier día de la semana a cualquier hora. Tendrás un 80/85% de posibilidades de encontrarte un programa eufemísticamente llamado «del corazón». Toda la programación de «la cadena amiga» gira en torno a divorcios, malos tratos, cuernos y cuitas similares.
Teniendo en cuenta que entre «El programa de Ana Rosa» y «Sálvame diario» capitalizan ocho horas diarias de la parrilla, si quitamos los pseudoinformativos (solo son noticiables los sucesos) y los infocomerciales, la programación exenta de sangre, higadillos e infidelidades se reduce a un par o tres horas diarias (en el mejor de los casos).
Además, entre esos mismos programas se retroalimentan. Crean polémicas falsas, discursiones preparadas y fabrican personajes ficticios para su posterior linchamiento. Así, lo que pasa en uno se analiza hasta la saciedad en los demás, consiguiendo así más horas de telecarnaza, y lo que es más interesante, a coste cero. Ha sido objeto de sesuso estudio hasta un desmayo del ínclito Dinio durante una brutal y desgarradora huelga de hambre de ¡cuatro días!
Lo malo es que las de las demás cadenas (privadas) están aprendiendo rápidamente y pronto todas serán así.
Dios nos pille confesados y con el YouTube a mano…
Ya han pasado 9 años desde que cambió el mundo tal como lo conocíamos.
Era el 11 de septiembre de 2001. Pasaban unos minutos de las tres de la tarde y yo estaba comiendo en un Gino’s con @gbelinchon comentando que podía hacer una semana más tarde que aterrizaba en JFK.
Selección personal de artículos, anotaciones y comentarios sobre el mundo de la prensa y la comunicación encontrados en la red que aunque no sean necesariamente actuales, sí son de actualidad.