Sé que con esta crítica voy a perder mi aura de crítica de cine gafapasta-malfollá, pero me debo a mi público pantojil con el que el que he hecho un voto de sinceridad.
Fuí a ver Avatar por obligación y con la peor de las expectativas: la promo es horrenda, como antiestéticos resultan los colorines fosforitos de los avatares de los carteles. De hecho los propios bichos no animan a quererles sino a asolarles. Sólo de verlos dan grima y ganas de correr en dirección contraria. Si últimamente hemos visto promos infinitamente mejores que las películas, en el caso de Avatar la suya está lejos de hacerle justicia.
La historia está sobada y carece de originalidad, con su parte de alegato sobre la devastación colonizadora, con su parte Matrix. Incluso tiene sus trampillas, sus puertas de atrás, que le permite a Cameron convertir al prota de la silla de ruedas en un lider indígena forever and ever.
A pesar de ello, y gracias en parte a Sigourney en un papel que mezcla su «Gorilas en la Niebla» con la Ripley de «Alien» en formato rompedor ¡fuma!, no puedo negar un hecho cierto: la peli me entretuvo desde el primer minuto hasta el último, y todo lo que era fosforito se convirtió en una interesante experiencia visual que ha conseguido lo que ninguna película de este tipo antes: que vaya a verla otra vez en 3D. Ya sólo viéndola en 2D te das perfecta cuenta de que es, y en eso coincido con la promo, la cinta que establecerá los cánones futuros del 3D. No es la primera, pero nunca las primeras peliculas con un cambio técnico han sido ni las mejores de su género ni las de mejor calidad técnica ¿es que El cantor de Jazz es un gran musical?
Avatar es un excelente entretenimiento que aplica la técnica para mantenerte dos horas y media sin moverte en el asiento. Un ejemplo del género de acción-ciencia ficción que, sin ser Blade Runner, es un digno sucesor de Terminator.
Hala, para que luego digáis que sólo me gustan dos películas. .