Archivos de julio de 2009
Publicado por Tormento el 31 de julio de 2009
Como siempre cuando se vive un momento pixar, hay que llegar pronto para ver el corto, y levantarse el último para no perderse los títulos de crédito … siempre y cuando en tu cine más cercano no hayan puesto las sesiones tan seguidas que aparezca una madre decidida y sus multiples hijos, también decididos a no dejarte ver los títulos de crédito.
Leo mi critica de Wall-e y me doy cuenta de que no sólo los chicos de Pixar han perdido facultades. Me gustaría poder decir algo original de Up, pero no se me ocurre gran cosa. Ya me barruntaba que algo no iba bien cuando daban tanto la tabarra los medios de comunicación con esta película. Y así es.
Lo mejor, lo único que hace de Up una obra mencionable, son los 10 primeros minutos de historia, la de Carl, un septuagenario acosado por el ladrillo y el pasado, que también fue niño, tuvo ilusiones, se enamoró y dejó pasar la vida postergando el sueño infantil. Todo lo demás está en el anuncio que resume los momentos estelares del largo. Si andais mal de los nervios, con el resumen vais que chutais. Porque lo demás es la historia sobadísima de viejo gruñon que vuelve a la vida gracias a un niño patoso o repelente, a la que le añades un par de animalitos para darle color infantil, lo que vienen siendo las teteras parlantes de la Disney.
Para septuagenarios gruñones redimidos, mejor Gran Torino.
Publicado por Tormento el 26 de julio de 2009
Como el jefe anda desinhibido (y holgazán como la chaqueta de un guarda, para que vamos a andarnos con pañitos calientes) no hay día en que no entre por la redacción-chiscón llamándome vaga o cosas peores. Esto es lo que tiene la desinhibición y la vuelta a la vida. No hablo ya del acoso sexual, por no hacerle publicidad entre sus múltiples admiradoras… sobre todo ahora que pesa la mitad y se ha hecho tres veces el Camino de Santiago en la «cinta-transportadora» del gimnasio.
La cuestión es que él no escribe y yo tampoco, por aquello de la solidaridad osmótica. Pero parece que la solidaridad se ha acabado: el viernes me dio 20 euros y me dijo «Te vas a cine, te ves dos películas, que vas muy retrasada, y me traes las vueltas que eres muy sisona».
Y me metí, sin anestesia ni unas tristes palomitas, a ver en plan sesión doble, Brüno y Harry Potter y el Príncipe Mestizo. Hacía tiempo que no iba al cine lo que me ayudó a comprender que la gente no sólo deja de ir al cine por una cuestión económica sino por el hartazgo de hacer el canelo. Lo mínimo que se espera de algo que cuesta lo mismo que un libro de bolsillo es que venga con sus tapas, sus hojas numeradas y su texto impreso. En este momento de flojera creativa y de sobreabundancia de mal llamadas «creaciones» ya no hacen cine los profesionales sino cualquier cretino que alguna vez tuvo gracia. Me advirtieron, en plan abuela, de que Brüno era una peli chabacana; de lo que no me advirtieron era de que es una castaña (por no decir una mierda). Nada que ver con Borat.
Y ¿qué decir de esta sexta cinta de Harry Potter?… que es un tostón de campeonato regional Sub-21. Con el rollo de que el señor tenebroso ha vuelto, y tras un intento de darle un aire victoriano a la película, el resultado es una cinta larga, larga, laaaaargaaaaa… en la que el director es incapaz de generar la tensión dramática que necesita el apoteósico final de este libro.
Creo que ronqué.
Publicado por Chiqui el 21 de julio de 2009
Dicen mis queridas amigas Rosa y Mábel que desde que me ha dado el «vahido» me he desinhibido y ahora no me corto ni un pelo en soltar por esta boquita todo lo que se me viene a la cabeza.
Viene esto a cuento porque últimamente, he estado bastante, por no decir totalmente desconectado de todo lo que acontece alrededor del mundo «internaútico». No he abierto casi el blog, mi Bloglines está que explota, GMail me mira mal y «Twitter» me suena a marca de cerveza con limón.
Y con cierta alivio he descubierto que fuera de la blogosfera y el universo 2.0… ¡Hay vida! Un rico universo paralelo en el que la gente todavía suele visitar físicamente una agencia de viajes, compra la informática en la tienda de su barrio, no habla de Spotify mientras sube en el ascensor y tampoco necesita saber lo que está haciendo su amigo a todas horas para ser personas (algunas) modernas y de su tiempo.
También he aprendido que, aunque nos parezca increíble a los que estamos metidos en todo esto, mucha gente, millones, ni ha leído el último post de Enrique Dans & Cía -y perdonáme por la grosería, Enrique- y además le importa un pepino lo que dice.
La mayoría de la gente utililza Internet para chatear con el Messenger y compartir fotos en Tuenti. El dospuntocerismo se la trae floja y aún así disfrutan de la experiencia.
Así, viendo esto con un poco de lejanía me parece que nos damos más, muchísima más importancia de la que realmente tenemos. Parecemos el ombligo del mundo y no somos nadie.
Eso sí, los pocos que somos le ponemos mucho empeño, trabajamos a destajo y todos nos queremos mucho… En breve, el mundo entero se dará cuenta de lo que valemos, seremos «presciptores» de pro y no tendremos tiempo ni para tuitear.
Yo no creo estar tan desinhibido, pero si ellas lo dicen…