Publicado por Tormento el 3 de marzo de 2009

Día de torosRosaJ.C., entre sus múltiples labores sociales no desgravables, ha decidido desasnarme e introducirme en el mundo taurino por la vía del marujeo.

Me llamó y me dijo que mi Joselito (lease con voz de mari enseñando la foto de la primera comunión de su hijo bizco) volvía a los ruedos y me puse a dar brincos de emoción hasta que nos plantamos ayer en la surrelista plaza de Vistalegre que tiene un Corte Inglés debajo y un Madison Square Garden encima.

Al entrar, creí que nos habíamos equivocado y que iba a salir un tipo con camisa a rayas, una chati en biquini, y un toro con calzón tabaco y oro a la izquierda y a la derecha un torero con zahones pesqueros, sacando músculo y gritando al toro ¡te voy a matar!. Pero no, la cosa era bastante más durita: sacaron a hacer el paseillo a Adrián Gómez banderillero a quien un toro le ha dejado tetrapléjico y en cuyo beneficio se habia organizado el festival.

Al pobre le hicieron hacer cuarto de vuelta y la sacaron por la P. Arrastre (léase puerta de arastre y no «para el arrastre»), según Rosa, porque le quedaba más cerca de su palco. Para una servidora, ignorante de rito pero muy pija para el protocolo, le pareció un acto fallido de humor negro.

Humor que nos agriaron dos hermanas pedorras sentadas en la fila de delante, con marido de loden e hija protopija, culpables, cada una de ellas, de un agujero en la capa de ozono del tamaño del estado de Tejas. A mi me tenía fascinada una onda adherida al resto del pelo rubio bote que permanecía en el mismo estado en el que salió de casa ¿harán ahora el loctite en aerosol? ¿Se puede ir tanto de pija y ser tan basta? ¿Creyó que no me daba cuenta de que la pashmina era de mercadillo y el bolso de imitación? Estas preguntas me hacia mientras la hermana loro 2 nos miraba con desaprobación molesta por las explicaciones que el Cossio 2.0 me estaba dando, en esa labor didáctica que os comento.

Tan concentrada estaba que no twiteó nada más que durante el muy aburrido espectáculo del Sr. Ferrero Roché. ¡Que poquita gracia tiene este chico! Una servidora que iba a verle el culo prieto a Joselito se quedó prendada de un torero a la antigua, de esos que uno imagina cuando ve los cuadros de Picasso: Morante. Y es que me barrunto que Petezin me llevaba engañá para que supiera lo que vale una coletilla. Véase. Abstenerse antitaurinos.


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