Presupuesto: 11’40 euros, en Atrápalo, con código descuento de Privalia. Sin él, 12 euros. Entrada de anfiteatro que se ve estupendamente y no te tienes que llevar una guadaña para cortar cabezas.
Ingredientes: Unas piernas retráctiles, llegar con tiempo porque no hay reserva de asiento y algo de consideración con el vecindario.
Comprendo que éste es uno de esos planes caros porque 12 euros ya es dinero, sobre todo si te empeñas en hacer las actividades en «comunidad de propietarios» y pagar tú. Para esto el estilo escandinavo de las cuentas separadas viene muy bien y el de Atrápalo de no reservar asientos concretos también.
A pesar de mi recomendación, llegué al Teatro Bellas Artes con 20 minutos de adelanto y no me tocó una entrada mala. La verdad es que el teatro no tiene palcos laterales, lo que te evita que te vendan como «entrada de visibilidad reducida» un palo para que cuelges el pico.
Todo el mundo habla maravillas de este Enrique IV de Pirandello representado por Don Pablo, o sea, por Pepe Sancho. Y digo por él, porque el resto de los actores son de vengüenza ajena, afectados y cursis como ellos solos. Hay una joven actriz que no se explica como la han dejado subirse al escenario, aunque los demás no le van a la zaga. Si embargo, el texto bien dicho por Sancho bien vale la entrada si superas el sopor de los 20 primeros minutos de fárrago histórico y engolamiento fuenteovejunero.
Nota: este es el plan más caro e iba el tercero, pero es que la obra se acaba ya y no iba a tirar el post.