Archivos del 28 de diciembre de 2008

Publicado por Tormento el 28 de diciembre de 2008

AustraliaNi vista con los mejores ojos, los del deseo de bajo vientre, el espectador medio puede evitar que le entre la risa floja con este novelón ridículo que es  Australia.

Excluyo de esta definición a una señora que se quedó catatónica en su asiento tal que se le hubiese aparecido la Virgen del Perpetuo Abdominal en forma de Hugh Jackman. El muchacho este, con estar bueno que cruje, no levanta la película ni ninguna otra cosa, a pesar de la escena filogay de carcajada en la que se enjabona el torso y, en una discóbola posición en medio del campo, se echa un bidón de agua por delante y por detras con grave riesgo de contractura clavicular. Escena que, viniendo del hombre más sexy del mundo, nos debería de haber dejado a todas como a la atónita espectadora, pero que cae en el olvido por culpa de la falta de calentura en la mirada de la Kidman, más preocupada toda la peli por las lecciones de su preparador de «queen accent» que de mirarle el culo a Hugh.

Y mira que esta vez me esmeré: me la tragué en versión original para apreciar los distintos acentos, no comí palomitas para no distraerme y llegué tres cuartos de hora antes al cine, para entrar en situación y porque me equivoqué de hora.  Nada de esto consiguió evitar que el rollo aborigen y el niño correspondiente se me atragantaran desde el principio, ni que Baz Lurhmar no esté a la altura de Moulin Rouge en este publireportaje del turismo de Australia.

Impagable, eso sí, el anuncio inicial a la población aborigen australiana («en esta película se dicen nombre de personas muertas») por si alguno estaba de compras por la Puerta del Sol.  No creo que contara como aborigen australiano un señor de boina a rosca y móvil en ristre, que se metió en un cine de V.O. para hacer tiempo durante las compras de su señora esposa. ¡Pobre criatura!¡Lo que hace el frío y una esposa gastona!

Nota: Si de verdad queréis ver un hombre guapo sin tontadas, os recomiendo ver a Hugh en «El truco final – El prestigio».  Para catatónicas.

 

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