Archivos del 16 de diciembre de 2008

Publicado por Chiqui el 16 de diciembre de 2008

Prensa deportivaTodos conocemos como se las gasta ese subgénero del periodismo llamado «rosa» o «del corazón». Se trata de un universo paralelo en donde todo vale. Que si me lo ha dicho su vecina, que si donde dije “digo”, digo “Diego». Todo sea por llenar horas de programación barata y páginas de papel couché a todo color sacando lo peor de cada uno. Esa información que nadie ve ni compra pero que hace que bazofias como «Está pasando» o revistas sesudas como Pronto sean negocios enormemente lucrativos.

La gente que se dedica a ello, muchos de ellos mercenarios más que profesionales, se nutren de bulos, verdades a medias o directamente mentiras. Muchas veces la inquina o personal es la que rige su quehacer diario. Y no pasa nada.

Pero hay otro tipo de periodismo que cada vez más, y salvo contadas y honrosas excepciones, están haciendo suyas todas las lacras que se le achacan a sus «compañeros» del higadillo y sin embargo no está en absoluto tan denostado socialmente. Me refiero a la prensa deportiva y más concretamente la futbolera.

El problema de éstos es que no mercadean sólo con la vida privada e imagen pública de los famosetes que se prestan. La prensa deportiva crea opinión sobre cuestiones muy sensibles para gran parte de su fiel público. Y si esa opinión es la de un forofo en vez de la de un periodista, el problema es grave.

Lo estrictamente deportivo, lo que pasa en el césped los domingos, cada vez importa menos. Y da igual sea de Madrid, Barcelona, Valencia… Desde sus páginas se tiende a humillar al rival, encontrar fantasmas, se busca el enfrentamiento,  se inventan escándalos y conspiraciones, se hace la pelota para conseguir prebendas… Y todo esto con total descaro. Total, mañana se habrá olvidado y habrá otro charco en el que meterse.

Cualquier día pasará algo grave y esos mismos que ayer destilaban odio y encendían la llama, la prensa verde,  se echarán las manos a la cabeza preguntándose cómo ha podido pasar. Y si no, el tiempo…

Como os imaginaréis esta entrada ha sido posible gracias a la inestimable ayuda de La libreta de Van Gaal.

 

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