Archivos del 7 de diciembre de 2008

Publicado por Tormento el 7 de diciembre de 2008

Mientras espero (y desespero) el estreno The Spirit, Australia y la última de Clint Eastwood, me veo obligada a tirarme al fango de la pelicula de la semana, esa que sale hasta en la sopa de sobre caducada que te llevas a la ofi para ahorrarte el menú de la cafetería de empresa.

La de esta semana, sin duda, es Crepúsculo, obra de la que, gracias a todo el bombo que le han dado estos dos últimos días (Babelia incluido), me puedo escribir una tesis doctoral. Ahora que he renacido en esta nueva vida crepuscular, ya no sé si voy a poder continuar mi camino sin poner un vampiro vegetariano en mi vida, aunque sea de cartón piedra.

Stephenie Meyer, mormona ella, aburrida ella, se dió a la miga de pan, al bolillo, al punto de cruz y al bingo de la parroquia, pero no encontró sentido a su existencia hasta que no encontró la escritura autodidacta y el mundo vampirico light.

Stephenie es, por mucho que se lo niegue a su esposo Pancho, una más de nosotras que no quiere a su Pancho sino a un lacio con acento británico, casa de diseño, caida de ojos y que se sepa las frases intensas que te hagan sentir la mujer más mujer del mujerío mundial. Las más salidorras querran tirárselo en la primera cita, pero Stephenie como muchas espera que la saque, le abra la puerta del coche, la invite a volar a reacción sobre su chepa pero que la respete desde el ardor, al estilo «La edad de la inocencia«. Como en los tiempos que corren no cuela lo de la ausencia de revolcón entre tanto calentamiento, Stephenie convierte al dorado galán en vampiro vegetariano, mientras se pasa por el forro varias veces los elementos clásicos del vampirismo de toda la vida.

Y ahí anda el pobre, llamado Edward, con un calentón de c…  amando a Bella en la distancia corta y cursi de las ramicas de los árboles y de los edredones de Ikea. ¡Qué bonito amor que todo lo puede! ¡Si es que hay que resistirse al impulso de la sangre y del sexo con K de kilo, como decía Lola Flores! Así el amor puede durar eternamente, porque en cuanto fornicas acabas con una hipoteca de por vida casi vampírica y yendo al Lidl a comprar morcillas bien cargaditas.

Las crepusculologas que me rodeaban a cientos en el cine encontraron la adaptación pobre, poco desarrollado no-se-qué personaje y mal contado no-sé-qué leyenda. Lo digo por si es de interés.

Peli de chicas, tipo «El lago azul» pero sin sexo, desnudos ni naufragios. El Barbara Cartland de la generación iPod.

 

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