Aunque el asunto va de copias, en este caso la SGAE tendrá que mantenerse calladita. No me refiero a esas copias que se hacen cedé mediante o utilizando pérfidos y malignos programas de P2P.
Me refiero a ese pequeño espacio que hay en los mensajes de correo electrónico entre el destinatario y el asunto del mensaje y que en cualquier correo laboral no puede faltar. El tan de moda CC.
Ahora parece que cualquier comunicación de trabajo que no incluya a dos o tres destinatarios en copia (normalmente personas superiores en rango), no se ha mandado. Subliminalmente, te están diciendo: «Oye, tío, que yo te he mandado el correo y además tengo testigos para demostrarlo».
Aunque el asunto no les incumba o sólo sea para decir un escueto «Sí» o «Vale», el tema es que todo el mundo se entere que estás en la pomada. Además si es a primerísima hora de la mañana o ya por la noche, mejor que mejor. Por qué será…
Si es que hasta para tomar un café a media tarde, la lista de copiados es mayor que la de convocados…
Por cierto, de la «Copia Oculta» hablaremos otro día.