Archivos del 21 de septiembre de 2008

Publicado por Tormento el 21 de septiembre de 2008

Sé que me salto el compromiso adquirido con Raza Becaria, que espero que no me mantee, pero observo con preocupación los efectos colaterales que nuestro silencio genera en devotos bloggers que, eso sí, están acreditados en el Festival fetén de San Sebastián y no en el periférico, como nosotras. Leo, pues, con remordimientos múltiples como el pobre Jordi Minguell, quien se sienta en la inauguración al lado de la directora del bodrío «El caballo de dos piernas«, se manifiesta emocionado ante la posibilidad de ver esta infumable película.

Si me atrevo a transgredir el voto de silencio es porque compruebo que la película ya se ha proyectado en el Festival y que Boyero se ha pronunciado sobre ella, y me he dicho, ¿Si Boyero puede, por qué no yo? .

Si amiguitos, la  directora Samira Makhmalbaf, hermana de la autora de otro tostón archipremiado para intensos llamado «Buda explotó por vergüenza«, fue la que reafirmó en mí la burricie el viernes pasado, la que me recordó que volver al «mundo popcorn» era la única opción digna cuando a un director/a se le va la cabeza y decide torturar al mundo con la «poesía de su cine».

En cuanto a la cinta, me da igual que la directora sea hija de Mohsen Makhmalbaf, icono del cine iraní y director de Kandahar; me da igual que sea hermana de Hana Makhmalbaf, la del buda explotado; me da igual que el guión lo firme el archifamoso padre y que a la directora el represor gobierno de Irán le prohibiera rodar la cinta y se la tuviera que llevar a Afganistán. Me da igual. Nada más empezar la película supe, presentí, sentí, que era absoutamente fatua, intelectualoide, flatulenta e innecesaria. Sólo con leer la nota de prensa uno se da cuenta de a qué genero de impostura nos enfrentamos:

«La directora desgrana un violento y amargo relato centrado en la relación entre un joven campesino y un niño al que una mina le voló las piernas. El primero encuentra trabajo transportando al segundo, hecho que sirve a Makhmalbaf como metáfora de «la metamorfosis del ser humano en animal en una sociedad construida a partir del abuso y el consumo, donde impera la darwiniana ley del más fuerte.»

Aunque Boyero coincide con que la película es un tostón, le da 20 minutos de gracia y le perdona la vida, al usar un tono menos radical. Me temo que los críticos que salieron echando pestes del cine como nosotras evitarán mi tono descarnado y descarado, y se irán por los cerros de Úbeda para evitar que les den de baja en la lista de críticos a invitar.

Por eso, imagino, los bloggers somos la peste de las agencias de comunicación, una panda de indocumentados incontrolados que dicen lo que piensan sin miedo a las consecuencias. Así que, con grave riesgo de excomunión y de no ser nunca jamás invitada a un estreno, me solidarizo con el gobierno iraní en su más que acertada decisión de no permitir estos 96 minutos eternos de tortura inane.

Por cierto, mantengo el pacto con respecto a la otra película «Los limoneros» una más que digna cinta con momentos memorables, a la que le daremos un sitio en este pequeño mundo el 3 de octubre.

 

    Prensa

    Radio

    Televisión

    Internacional

    Bitácoras

    Recursos