La letra impresa está presente en nuestro mundo constantemente. De principio a fin. A lo largo de nuestra vida sólo va cambiando la forma en la que se nos representa, esto es, en su tipografía.
Nuestra existencia en poco más de tres minutos, desde que nos conciben hasta que somos propietarios de una parcelita en el más allá. Y siempre acompañados por esos 26 caracteres de diseños cambiantes. Una delicia.
Esta animación fue creada para presentar el Typophile Film Fest 4, un evento que organiza Typophile, una comunidad colaborativa internacional online creada hace siete años y que reune a diseñadores, tipógrafos y creadores visuales.
Si os ha parecido buena ésta, las anteriores no se quedan atrás. En la primera edición se dedicó al cine, la segunda al mundo de los guionistas y la tercera a la relación de nuestro cerebro con el diseño gráfico.
Estupendas creaciones tanto técnica como conceptualmente.
Selección personal de artículos, anotaciones y comentarios sobre el mundo de la prensa y la comunicación encontrados en la red que aunque no sean necesariamente actuales, sí son de actualidad.
Hasta ahora, todos los productos que se podían comprar en una tienda, independientemente de su función, diseño, material, tamaño o forma tenían un elemento común: el código de barras. Pero ahora, esa pequeña pero interminable sucesión de líneas que adornan las esquinas menos vistosas del envase están destinadas a cambiar y convertirse en un elemento diferenciador más.
Bar Code Revolution, una empresa japonesa, se dedica a diseñar códigos de barras personalizados (por ejemplo los de la imagen superior) que rompen con la monotonía de los actuales, cumplen todos los requisitos técnicos y son totalmente funcionales.
Cualquiera puede tener uno para su poducto. El único problema es que no es lo que viene siendo barato. Elegir uno de su colección para nuestro uso exclusivo cuesta 4.000 dólares más una couta anual de otros 400. Aunque si no nos importa compartirlo el precio baja hasta los 1.500 dólares más 200 anuales. El precio por diseñar uno a medida no aparece.
Aunque BarSwhow también puedes obtener el código tradicional en diferentes formatos pero sin pagar un duro. Eso sí, necesitas los números que lo componen.
Tal vez la siguiente generación, los que ahora son niños pequeños, decidan que una sociedad con internet y papel es más rica y con más opciones que una sociedad sólo con internet como parecen querer quienes les anteceden. Mario Benito
O como Javier, un niño del Siglo XXI, puede cuestionar y sacar los colores a tanto gurú que por el mundo pontifica…
Pero imagínate por un momento que tu indefenso blog es víctima de una inundación, un tiroteo entre mafiosos o es pasto del moho por su pobre o nula actualización. Éso sí que es un verdadero desastre.
Pues por si éso ocurre alguna vez, en Netdisaster te proponen varias maneras de torturar tu casa virtual y ver los resultados (alguno de ellos son realmente demoledores) para que luego no te lleves demasiado sofocón por si te ocurre realmente…
Simpáticas tonterías para estos días de calor y pereza.
Que inventen ellos. El pedeefe. Mil inventos, mil, que no han revolucionado ni revolucionarán este mundo en el que vivimos. Inventos realmente útiles algunos, muchos otros ingeniosos, cientos simplemente curiosos y la mayoría de ellos absurdos. “Que inventen ellos. El pedeefe” no es más que una recopilación de uno de las temas que, como sabéis, se publica en esta bitácora cada sábado durante ya más de dos años.
Se ha hecho mayor y ha ido de casa a vivir su vida. Está en Bubok, donde seguro le cuidarán bien.
Por si alguien quiere saber más de alguno de los «inventos» que aparecen, todas o casi todas las referencias tienen un enlace a la página web donde los encontré. Quizá alguno de estos links pueda estar roto, la web que los albergó haya desaparecido o simplemente se trate de un error de transcripción.
El libro está disponible en dos modalidades: ebook (gratuito) y papel. El primero es perfecto para esbozar una sonrisa delante del ordenador y el otro, el que tiene páginas y físicamente pesa, ideal para regalar a familiares y amigos en fechas señaladas.
Más nada, espero que disfrutéis leyéndolo lo mismo que yo lo he hecho coleccionándolos.
«Parir» una publicación, ya sea diaria, semanal o mensual, es una tarea de locos. La inmensa mayoría de las veces no vienen al mundo plácidamente, con la naturalidad de lo esperado y planificado, no. Normalmente, se trata de un parto con dolor, prisas de última hora y alguna palabra más alta que otra.
Y no sólo en cuanto a contenidos. Cuando ya están todos los elementos que componen la página (textos, fotos e/o infografías) encima de la mesa, comienza la ardua tarea de hacer de ellos un conjunto armónico, de maquetarlos. Y aunque muchas veces se olvida, el éxito o fracaso de una publicación depende en gran medida de este proceso.
Unos contenidos soberbios pueden aguantarlo todo, pero la mayoría de los textos han de estar respaldados por un diseño que los realce y consiga hacerlos más atractivos. Darles a las fotos su ubicación y espacio idóneo o colocar todos los elementos donde deben son algunos de los secretos.
Matt Willey, el artista que maneja el InDesign en este video nos muestra a velocidad de vértigo el proceso creativo cotidiano de un maquetador. Y aunque parezca fácil, no lo es en absoluto. Detrás de esa destreza y buen hacer hay infinidad de horas de trabajo y mucho, mucho talento.