Hasta atrás de tortitas con nata de Somosierra, el equipo Chiquiworld toma posiciones en la sala Roxy A de Madrid. Nos preparamos para sortear con habilidad los riesgos de costumbre: spot de pajarito que tira palomitas y habla por el móvil; pareja de sordas solteras de más de 70 que confunden el sillón del cine con el de orejas de su casa y hablan a voces; tía alta,cabezona y enfadada con su churri que ocupa la pantalla entera… en fin, los elementos necesarios para hacer que la percepción de la película sea horripilante.
Chiqui se cambia de sitio. Yo me aferro a las palomitas. Comienza, pero, ¿que es ese bicho que sale nada más empezar? No debe ser la peli sino un anuncio de Ice Age quinta parte. Ah, pues no, comienzan los títulos de crédito ¡Pero que birria de títulos de crédito!
Y mi sorda de cabecera comienza su letanía: «Ay, Paqui, ¡pero que mayor está este hombre!». Si el principio no me gusta, los comentarios de la amiga de Paqui no ayudan. Me empiezo a temer lo peor: mala poco creíble, protagonista artrítico y sin gracia, cielo de cartón piedra a lo Douglas Sirk… Como siga así esto me levanto, arreo a Paqui (alguna vez lo acabaré haciendo) y me voy. Y de pronto ¡Boooooommmmmm! el momento nevera y vuelve Indi.
ADVERTENCIA: Chiqui me ha prohibido terminantemente jorobaros la película, así que a partir de ahora hablaré en clave.
El jovencito que me parecía un espanto en el trailer, es algo menos apestoso de lo pronosticado, aunque espero muy sinceramente que no le asciendan en la quinta parte. La ambientación es estupenda, excepto un travelling de una maqueta de quinto de EGB (es que soy del plan antiguo) y alguna que otra pelea a la que se le ve el cartón.
En cuanto a Harrison, el alma de Indiana, ha perdido mucho con los años pero ha sido capaz de mantener una digna socarronería que, de nuevo a la vista de la plaxta de trailer, creía que se había dejado en el mismo sitio que sus piños naturales. Porque, no nos engañemos, la gracia de Indi es la desvergüenza del mejor Han Solo con sombrero y látigo, y ésa, querido Harrison, la perdiste hace mucho tiempo. Coincido con la amiga de Paqui en que este hombre ha envejecido fatal. Sin embargo, recupera en esta película una frescura que hacía años había perdido haciendo de poli lerdo o de marido psicópata.
Y gruta por aquí, y momento confesión por allá, y rollo esotérico por acullá. Alguna que otra referencia involuntaria a Star Trek y final que ya hemos visto en chorrocentas pelis pero sin Indi. A Chiqui le parece poco creíble ¡cómo si toda la saga estuviera basada el teorema de Fermat! Si todos los puñetazos que soporta Indi fueran reales, ya le habrían retirado el seguro médico.
Resumiendo: mejor que la segunda (nunca me ha gustado un pito) y peor que la tercera. Con la primera ni la comparo, que es delito.
23 de mayo de 2008 a las 12:38
Envidias a parte por su prontitud en degustarla, le diré que al final todos caeremos e iremos a verla. En fin, larga a vida a Indy (el personaje).
23 de mayo de 2008 a las 13:37
Si suspenden hoy la corrida, iré a verla. 😉
23 de mayo de 2008 a las 18:49
Dile a paqui que no es que esté mayor HF, que la que está mayor es ella. Gran momento hongo!!!!!!!!
23 de mayo de 2008 a las 20:11
😀 , yo conozco a una que es como tu «Paqui» pero en version hairspray, tiene un cardao gigantesco y coincidimos en muchas pelis,(claro, mis horas suelen ser muy frikis, pero es cuando hay mas entradas y sitios pa elegì).La Paqui Malagueña ocupa dos sitios, pero en alto y uno de los sitios es solo su pelo!
No podre ir a ver a Indi enseguida, pero cuando lo vea, seguro que me la encuentro de nuevo.
Yo no veo a Indi tan mayó, creo que es que la Calista la dejao Flokjart!
A mi la dos me gustó, aunque es la más negra de las tres, y sinceramente me da miedo ver la cuatro, pero… Tengo que i, tengo que iii, tengo que iiiindiiiiiii!!!!
Besos!.
24 de mayo de 2008 a las 9:47
Pues, como siempre que uno tiene grandes espectativas, ayer me llevé una gran decepción con este Indy. Durante la proyección me repetía varias veces que lo importante es que fuese entretenida y que dejase de pensar en lo irreal y surrealista de muchas escenas, pero… ¡no puedo olvidar al joven Tarzán rodeado de monos! ¡no puedo olvidar las tres super cataratas! ¡no puedo olvidar el frigorífico del principio y la bomba atómica! snif, snif, snif… ¿se han vuelto locos Spielberg, Lucas y Ford? ¿ninguno dijo en medio del rodaje algo así como «igual nos estamos pasando un poquito con esta escena, no?»?… abrazos grandes a los dos!
24 de mayo de 2008 a las 13:08
[…] opinan: Tormento en Chiquiworld; El onanismo melancólico y la contundencia: M’a […]
25 de mayo de 2008 a las 2:05
Surrealista ver a Cate Blanchett en ese pastizal spielbergiano.
1 de junio de 2008 a las 0:07
Estoy un poco harto de los abuelos sacacuartos. Lo de Lucas no tiene nombre y el final al estilo «Abyss», bochornoso. Estoy muy de acuerdo contigo, Tormento. En todo. Porque la primera hora me la creo, pero después… Se pierde la socarronería, no me trago la historia y el personaje de Ray Winstone, ¿pa´qué? Si ritmo tiene, pero… Y aviso: en persona, Harrison Ford pierde mucho más.
15 de junio de 2008 a las 12:49
[…] final quedaremos la Paqui, su amiga y yo misma petrificadas en un museo de ciencias naturales como ejemplo de lo que era una […]
7 de julio de 2008 a las 7:21
Aterrizo en tu blog a través de ya no me acuerdo donde y veo tu post de la peli que yo por fin pude ir a ver ayer.
Que sí, que está mayor, todos estamos mayores, ¿y qué? yo sí lo pasé bien, quizá porque a Indy le perdono cosas que no haría a otros, también es cierto. Quizás una se hace mayor cuando disfruta más que por lo que ve, por lo que representa. Ayer pensaba en los otros Indiana vistos hace ya tanto tiempo, con quién iba…, pero disfruté mucho con sus pequeños guiños, con las caras de Harrison tan Indiana como siempre.
No creo que sea una película para desmenuzar, quizás si lo haces es que no estás siendo parte del espíritu de la peli y, evidentemente, no es la mejor de la saga, pero tiene la esencia de Indiana, el héroe sin importancia, el académico inteligente, sagaz e ingenioso (¿quién no hubiera querido tener un profe así?).
Yo me reí, me asusté, me dio el asco que tocaba (esta vez hormigas, otras veces ratas y demás) y me quedé hasta el final de los títulos de crédito disfrutando y pelín tristoncilla por saber que no volveré a escuchar en sala grande la melodía indianajonista tantarantan tantarán…
(ya te tengo en el google reader :-))