Archivos del 20 de enero de 2008

Publicado por Tormento el 20 de enero de 2008

En el valle de ElahUn ataque salvaje a las rebajas y un viaje a tierras extranjeras, me mantuvieron una semana alejada del estreno de cartelera de rigor (mortis). Así que este viernes puse la güija encima del periódico en busca de la película de mi vida según cualquiera de los gabinetes de prensa de las productoras cinematográficas. Tenía pendiente una de muchos amores, que me empeño en llamar Redención (es que lo confundo con «Expiación«, será la influencia del momento Rouco y mis años de catecismo Ripalda); una de Alex de la Iglesia, sobre matemáticas, crímenes y Frodos, que no contaba como favorita, porque desde Perdita Durango yo al de la Iglesia le tengo muy poca confianza; y una que se anuncia intensa sobre la guerra de Irak, pero menos, porque, al parecer, tiene estructura de falso thriller. Pues vale, ésta, aunque a mí la que me apetece es la de los amores, pero bueno, la actualidad manda.

Y entro en el cine acabado el «apaguen sus teléfonos móviles» y me siento al lado, ¡mala suerte!, del friki hiperactivo, también conocido por «the drummer«, ese que te pone de los nervios porque no hay elemento que no toquetée ritmicamente ni falange de la mano que no se descoyunte.

Aprovechando que un loco de la fila de delante se cambia a golpe de refunfuño, huyo. Y comienza la película. Podría decir que Boyero la ha visto tres veces emocionado, que la ponen por las nubes, que Tommy Lee Jones, aparte de arrugado, hace el mejor papel de su carrera, que Charlize Theron está fea… podría, pero para eso ya tenéis los medios de comunicación serios y no a una payasa como yo.

Esta Charlie Rivel que lo es, encontró que donde los demás hablan de prodigiosa contención hay impavidez y sosería; donde afilada crítica de la guerra de Irak, más de lo mismo, de los americanos sin más perspectiva que su ombligo haciendo reflexiones de intelectual de San Francisco (o sea, lo peor); donde una tía fea, un cañón de señora que puede salir con una coleta y sin pintar y ser un bellezón (¡¡ya quisiera yo!!).

En el valle de Elah es una película inhóspita como lo es EE. UU. en su mayor parte, como es la vida de sus habitantes,  como es la capacidad creativa de su director. Cualquiera que haya visto Apocalipsis Now, o cualquiera de las estupendas pelis de la guerra de Vietnam y sus secuelas, sabe que la guerra es caca, que la gente vuelve como una chota de ella y que hay gente que es cruel de manera banal. Unos actúan como funcionarios aplicados, y otros excusan su sadismo por lo duro que es Irak. Crítica simplona de la guerra para autoconsumo antibelicista estadounidense, a los que los irakies simplemente se la sudan.

La cursilada final de la bandera, para disparar al pianista.

 

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