Publicado por Chiqui el 31 de octubre de 2007

Clima, anti-clima y cienciaALICIA RIVERA
Con personajes climáticos tan peculiares vociferando estos días (Rajoy y su primo, además de peculiares, se hacen un lío entre clima y meteorología, y Gore se forra en su  papel de profeta climático ahora que ya no manda), vuelve la búsqueda con lupa de contrarios al cambio climático para las polémicas y tertulias sobre el calentamiento global. Contrario es una traducción demasiado fácil de lo que en inglés se llama contrarian, pero creo que funciona. Opiniones, posturas e intereses variados aparecen, por supuesto, sobre cualquier cosa que se discuta. El problema, me parece, es cuando se quiere enfrentar una postura, una opinión, con los resultados científicos. La cosa chirría.

Los científicos de todo el mundo especializados en cambio climático, miden, investigan, hacen hipótesis, las confirman o rechazan según las observaciones y los experimentos… en fin, hacen ciencia. A la vista de los resultados en los últimos años, los expertos, aunados en el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, concluyen que el calentamiento es una realidad, que está provocado por las actividades humanas y que ya se pueden distinguir síntomas inequívocos. Mediante la modelización de procesos (el clima en este caso), pueden también hacer proyecciones de futuro, con incertidumbres delimitadas y cuantificadas.

Entonces llegan los opinadores y dicen que no están de acuerdo, que el cambio climático no existe y que, por tanto, no hay problema que valga. Perfecto, la opinión es libre, por supuesto, representen las propias ideas o los intereses de quien sea. Pero la polémica que se monta así me parece viciada o viciosa, o absurda: por un lado los resultados de la ciencia, las medidas de la temperatura en aumento, etcétera; por el otro, la opinión de quienes dicen que no están de acuerdo.

El debate en ciencia es demostrar que los datos que se presentan son incorrectos o que el experimento no está bien hecho… y eso es lo que no hacen, o no pueden hacer, los contrarios del clima: no demuestran que las temperaturas medidas por los científicos sean incorrectas, o que la fusión de glaciares sea mentira. Ellos que no y que no y ya está. Poco hay que discutir así, entre resultados científicos y opinadores.

Hace 11 años, cuando los científicos  preparaban el segundo informe de evaluación del IPCC, los indicios del cambio climático y la responsabilidad humana eran más débiles que ahora y hubo notables y adinerados grupos de presión (sobre todo en EE. UU.), que financiaron investigaciones de científicos para que demostrasen que la variabilidad natural del clima era suficiente para explicar lo que se iba observando y que no había cambio climático. Pero no se logró demostrar que los resultados que obtenía y defendía la mayoría de la comunidad científica fueran falsos. Así que se abandonó ese frente y se mantuvo el único que sigue abierto, aunque muy desmejorado: el de las campañas de opinión infundada.

No hay ya debate científico acerca de si hay o no cambio climático. A lo mejor se trata de un caso de alucinación colectiva de miles de los investigadores en todo el mundo, pero si es así hay que demostrarlo con resultados y datos. Precisamente para evitar malentendidos, y dado que no todos los resultados tienen el mismo nivel de fiabilidad, los científicos del IPCC especifican la fiabilidad de cada una de sus conclusiones, con márgenes de error cuantificados. Los contrarios cada vez tienen más trabajo si quieren demostrar que todo esto es falso. Mientras no tengan los resultados científicos en que basar sus afirmaciones no tienen nada que debatir con el IPCC.

Por cierto, y volviendo a los Rajoy: la predicción del tiempo (que no es clima) para 24 horas es muy buena, también en Sevilla, e incluso a tres días lo es, a cinco días vista es más difícil y tal vez sea algo menos precisa.


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