Leo en la bitácora de Nacho Escolar, director de Público, una entrada bajo el título de «En Público no somos proxenetas» en donde afirma que en su periódico no hay ni va a haber anuncios clasificados de los que eufemisticamente se denominan «contactos» o «relax».
En primer lugar, creo que se pasa tres pueblos calificando como proxenetas a todo aquellas personas que trabajan alrededor del sexo. ¿Acaso un empresario del porno o el probo dependiente de un sexshop son proxenetas? Manipular el diccionario siempre es peligroso.
Por otro lado, me parece estupenda la iniciativa, aunque también adivino una estudiada campaña de marketing. Las empresas periodísticas no dejan de ser empresas y no informan por amor al arte. Sus accionistas al final de cada año exigen unos resultados como cualquier corporación. Y esta decisión bien vendida podría reportar más ingresos a medio plazo que la media página diaria.
Por eso me pregunto, ¿se negarán los mandamases de Público a publicar anuncios de Nike o El Corte Inglés aunque sepan que la marca de zapatillas esclaviza niños o los grandes almacenes discrimina a las mujeres y explota a sus asalariados? Veremos a ver…
Lo que me extraña es que tampoco haya otro tipo de anuncios por palabras de videncia, clases de inglés o compra-venta de automóviles. Porque creo recordar que tampoco tiene clasificados de venta de pisos (¿o eso también es extorsión?)
Además, una medida de este tipo, si se hace por causas nobles debe ir en consonancia con el resto de contenidos. En 20 Minutos se presumió mucho de hacerlo y sin embargo en su edición digital no hay día que no se enseñe teta y se venda a la mujer como mero objeto, con ejemplos por todos conocidos.
Por eso, me parece lo mismo que los céntimos que daba El Mundo a los niños del Tercer Mundo por cada periódico vendido o la famosa promoción de lofts de El País a beneficio de la UNICEF: puro marketing edulcorado con moralina.
Dicho esto, bienvenida sea la medida.
9 de octubre de 2007 a las 20:56
Que buena observacion.
10 de octubre de 2007 a las 15:38
No lo veo tan desencaminado:
Proxeneta: Persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra persona.
Lo que sí me parece desencaminado es comparar los anuncios de prostitución, muchas veces forzada, en medios que luego van de moralistas (El Mundo, ABC y La Razón especialmente) con «enseñar teta». Una cosa es un drama, lo otro, simple morbo. Criticable, pero no comparable.
Debo decir que la sugerencia del Gobierno de retirar estos anuncios vino de una de las conclusiones del estudio en el que participé (de hecho, mi tema era el de la prensa), por lo que no puedo ser objetivo.
10 de octubre de 2007 a las 16:29
Hola Borja:
Encantado de verte por aquí.
Lo de proxeneta, es según lo interpretes… Yo trabajo en un periódico, el cual me paga y con el que como. En él se hay anuncios de este tipo. ¿Soy un proxeneta? Según Escolar, sí. Me parece cuanto menos muy, muy desafortunado.
En cuanto a lo de 20 minutos, que creo que te refieres a eso, no se puede apostar por defender la dignidad de las mujeres para luego mostrar como se puede hacer una buena felación sin ruborizarse.
Pero tienes razón, una cosa y otra no son comparables.
Por cierto, felicidades por el estudio. Lo leí en su tiempo y me parece impecable.
10 de octubre de 2007 a las 18:04
Bueno, como dije en la comparecencia, el estudio es un recopilatorio de estudios porque yo soy periodista, no experto en ese tema. Pero ya ves, casualidades de la vida.
En cualquier caso, tu ejemplo como proxeneta me parece que es bueno. Efectivamente, en su literalidad es exagerado.
Lo de la felación… ya lo comenté con Basteiro, que fue quien sacó el tema. Yo creo que es algo divulgativo, y lo digo en serio: no está mal cierta formación. Obviamente, el periódico lo hace como estrategia, por el morbo que genera y los clicks inherentes.
No obstante, insisto, no me parece lo mismo. Una cosa es una explotación (en la mayoría de casos) y otra hablar de algo que el 98% de mujeres y 92% de hombres -si mal no recuerdo- hacen. Lo dice el último estudio de Durex.
Otra cosa es que nos parezca «serio», que no nos gusten las imágenes de las que se acompañe, lo de las grabaciones que envían los lectores o que vulnere susceptibilidades.
Quizá ese sea el debate.
Un abrazo