Vagueo viendo Cine de Barrio, llena de remordimientos: «¡Que bajo he caído!», pienso mientras me aferro a la pantalla electrizada frente a un Paco Valladares casi de primera comunión y una Lina Morgan tan cojitranca como siempre. Pero antes de seguirme fustigando, se me viene a la cabeza John Travolta y, de pronto, me siento reconfortada. «Si hoy mismo le partiera un rayo, Dios no lo quiera, Travolta tendría el dudoso honor de haber empezado y terminado su carrera con dos películas con título de producto capilar, musicales y ambientadas en los 60», reflexiono, Aunque mientras que en Grease pesaba 20 kilos menos y hacia de guapete de barrio duyurrili, en Hairspray hace de una gorda imposible, que recuerda en clase pobre las transformaciones de Eddie Murphy en madre del profesor chiflado«. Ya me siento mejor.
Aunque si he de ser sincera, ver Cine de Barrio no es lo único que me acerca al Imserso, sino que todo lo pasado me parezca mejor. Ya lo adelanto: estoy muy cebolleta.
Por mucho casting de lujo, mucha Michelle Pfeiffer y mucha coreografía currada de Hairspray 2007, donde esté la de 1988 de John Waters que se quite Travolta intentando emular a Divine pero con cara de pandero de «Latex-Lo-Monaco». La vitriolica crítica social, la ambientación, los cardados imposibles, y ¡como no! la propia Divine haciendo de madre grasosa de la Pantoja de Baltimore, con esos trajes de margaritas a juego con los de su hija, son simplemente espectaculares. Toda una generación de drags han vivido de esa película.
Lo que sorprende es que Waters resulte más rompedor ahora que hace 20 años. Todo gracias a unos estudios que sólo hacen remakes descafeinados. Niños ¡qué época más ñoña os ha tocado vivir! Hasta la protagonista del remake, Nikky Blonsky, desmerece. Junto a una notable voz porta un cuerpo de botijo bracicorto que le tira de sisa: cada vez que mueve un brazo se le sube la cadera. Una se pregunta como es posible que con la cantidad de gordos/as que hay en EE.UU. no hayan encontrado una que alcazara la balda de arriba del frigorífico. La propia Queen Latifah que anda sobrada de kilos es un ejemplo de alguien que puede mover los brazos sin que se le suban las corvas.
Pero no todo es malo. Esa Pfeiffer de voz profunda cantando «front step, chá-chá-chá; back step, chá-chá-chá«, Travolta tra-vestido de flamenca o de Tina Turner meneando ese culo de asiento de autobús, John Waters en pleno cameo haciendo de exhibicionista y el ritmillo de toda la película (hablan poquito) hacen que te salten las palomitas del regazo.
Front step, chá-chá-chá. Back step, chá-chá-chá. Side step, front step, back step and … ¿Bailas?
