Publicado por Tormento el 29 de julio de 2007

Cuatro minutosMi madre que es fuente infinita de sabiduría, a excepción hecha de los móviles y los mandos a distancia, mantiene que en caso de catástrofe climática canicular como la de estos días, hay que acudir a los refugios de emergencia, a saber, el cine o el Corte Inglés.

Unidos otra vez cansancio y calor me metí en el cine con la sana intención de roncar de nuevo. Agua. Entré a ver «Vier Minuten» y me gustó.

«Cuatro minutos» es la otra película alemana de la temporada con un argumento que ya ha sido bastante sobado por los americanos. La diferencia, como todo, está en el tratamiento y el resultado: una funcionaria de prisiones pianista se empeña en continuar siendo la estricta alemana que se ha impuesto ser, haciendo que su vida gire alrededor de la música. Se empeña en dar clases de piano en la cárcel en donde encuentra a Jenny, un ser superdotado para el piano y la burricie.

Aquí, el director americano nos contaría una edulcorada historia de superación personal en la que, tras alguna recaída de la mala bestia, ésta acabaría ganando el concurso de piano, mientras la profesora carcelera, viuda pero decente, escribiría sus memorias y con los derechos para el cine montaría la Filarmónica de Berlín en el patio de la cárcel.

Así que me alegré mucho de que el director fuera alemán y no quisiese rodar Sister Act, si no una película en la que la música de piano, la herencia nazi, el amor lésbico (y no entre la presa y la carcelera, que habría sido demasiado previsible) y la imperfección de los genios lo es todo. No es tan buena como La vida de los otros, pero es la mar de recomendable.

Si no que se lo pregunten a las marujas que tenía delante que no se dieron cuenta de que se había desplazado el foco hacia arriba y veíamos medio telón negro y a la pianista sin cabeza. Cuando me percaté de que ni los del cine ni los espectadores iban a hacer nada al respecto, salí, pedí que lo arreglaran y que echaran cinco minutos atrás la película. Cuando encendieron la luz para arreglar el desaguisado y rebobinar, una de ellas dijo «¿pero qué pasa? ¿por qué encienden la luz con lo bonita que era la película?». Talmente como Sarita Montiel.


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