Archivos del 27 de junio de 2007

Publicado por Tormento el 27 de junio de 2007

MontalvanoHace muchos años, en una galaxia muy lejana, andaba yo cariacontecida ante la evidencia de que, a pesar de mi juventud, la mortalidad era innegociable. De la bendita ignorancia me sacó Unamuno y Sartre, a los que desde entonces evito. A la vista de que mi ánimo era de lo más cochambroso, un día me compré un libro de Agatha Christie ¡bendita sea! y tras agotar todas las existencias de sus obras, me encontré recuperada.

Otro que tiene en mí el mismo efecto terapéutico es Andrea Camilleri que me ha descubierto el mundo del Comisario siciliano, Salvo Montalbano y me ha enganchado a su enorme y callado club de fans. En menos de un mes me he metido entre pecho y espalda El primer caso de Montalbano, La forma del agua, La voz del violín, La excursión a Tíndari, La nochevieja de Montalbano, Un giro decisivo, El miedo de Montalbano, y acabo de liquidar El olor de la noche.

El paisanaje de la imaginaria Vigata donde ejerce Montalbano es digno de Berlanga, incluido el telefonista disléxico Catarella, lleno a partes iguales de buenos sentimientos e incapacidad para abrir la puerta del Comisario sin tirar el reboque de la pared. Fazio y su complejo de registro civil; Mimi y su imposibilidad genética para mantenerse alejado de las mujeres; Adelina la asistenta gourmet con dos hijos en la cárcel; Livia, la novia eterna eternamente cabreada e Ingrid, la sueca espectacular casada con un italiano que calienta de vez en vez a nuestro Salvo componen, parcialmente, el mundo de Montalbano. Ése que no existiría sin el tabaco, los paseos por la playa, los salmonetes de la Trattoria Carlogero y la piedra plana al lado del faro.  

Ése con el que me automedico.

 

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