La Stasi, con una escalofriante precisión germánica, 100.000 empleados y 200.000 confidentes, perpetúo lo peor del carácter alemán hasta la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989. Protegiendo el estado comunista como antes habían protegido la pureza de sangre, los alemanes del este, a través de la Stasi, de manera metódica y científica en sus interrogatorios y análisis de personalidad, blindaron al estado de los subversivos.
Estudié alemán en Berlín, aunque no lo suficientemente bien como para que sea capaz ahora de decir ni jota en este idioma. De aquella estancia me quedan muchas experiencias impactantes: Berlín no es, o al menos no era, una ciudad que te dejara indiferente. Una de ellas se refería a mi profesora de alemán, berlinesa, que durante su adolescencia vivía en la zona rusa, al lado de uno de los puestos fronterizos que conectaban esta ciudad tras su ocupación y troceo al final de la II Guerra Mundial. Iba, junto con su hermana, todos los días a estudiar a la zona americana. Un día de 1961 estaba enferma y no fue. No volvió a ver a su hermana hasta 29 años después. Los rusos habían decidido levantar el muro y no dejaron volver a la gente a sus casas, ni en un sentido ni en el otro. Pasaron los años y se unió a un grupo de intelectuales que se reunían en Kreuzberg. Le faltó poco para visitar la sede de la Stasi detenida.
Cuando cayó el muro y se permitió que cualquiera consultara los archivos que la Stasi tenía sobre él, allí se plantó convencida de que habría mucha información sobre su etapa subversiva. No se equivocó, pero había mucha más de su época de adolescente que vivía al lado del muro: un relato completo de todos los días de su vida haciendo cosas cotidianas, escritas, visadas y revisadas. Los de la Stasi no se fiaban ni de sus propios agentes.
La vida de los otros es esto y mucho más: es una excelente película, contenida pero expresiva, de cómo afectan los avatares políticos y personales a un triste pero íntegro capitán de la Stasi. También habla de la grisura de los estados omnipresentes, de las dos alemanias, una de ellas como sacada de un cuadro de Grosz tras una mutación postnuclear.
Una película buena, buena, buena, pero buena de verdad.
19 de marzo de 2007 a las 10:46
Fui a verla el día del estreno (y suelo hacer esto con muy pocas películas) y me dejó la sensación de que acababa de salir de la mejor película que voy a ver en todo el año. Lo único que me dejó perplejo es, ya al final, la facilidad con que el dramaturgo se hace con las señas del agente que lo vigilaba. ¿Realmente fue así la apertura de expedientes?¿Y no hubo represalias de ningún tipo?
19 de marzo de 2007 a las 11:06
Yo también acabo de ver la película y me ha encantado. A veces creo que desde España tenemos muy poco claro que significaron los acontecimientos en centroeuropa después de la segunda guerra mundial y creemos que todo fue lo que se ve en las películas americanas. La vida de los otros transmite perfectamente la sensación de como fue la vida cotidiana en aquellos años de división. Muy recomendable, mucho.
19 de marzo de 2007 a las 11:44
Que buena pinta, yo no me la pierdo. Gracias por la recomendación.
19 de marzo de 2007 a las 12:22
Coincido al 100% con Tormento. Güena güena güena como pocas de las últimas semanas.
19 de marzo de 2007 a las 21:59
Me imagino que debe de estar de estreno ahora mismo. Almenos en la cartelera suiza no se anuncia 🙂
19 de marzo de 2007 a las 23:21
Sí, Nakashima, la estrenaron el viernes pasado (16/03/07). Y te recomiendo que la vayas a ver cuando la estrenen por allí… si no has vuelto antes. 🙂
22 de marzo de 2007 a las 10:38
A mi también me gustó mucho, mero me dejó destrozado por lo fácil que es arruinar la vida de alguien (también en democracia aunque sea más difícil) y como los que pagan suelen ser los que hacen el bien.
26 de marzo de 2007 a las 13:56
Sí, la apertura de los archivos de la Stasi se hizo no hace mucho, y todo el mundo pudo consultarlos libremente.
Bueno… no sé si fue realmente *así* de fácil, pero fue lo suficientemente sencillo como para que miles de alemanes se acercaran a visitarlas y salieran francamente sorprendidos.
27 de marzo de 2007 a las 20:31
La pelicula me ha gustado. Describe muy bien el aspecto de una ciudad y de unos personajes oscurecidos por el miedo, un país «atado y bien atado» por la burocracia estalinista: todo es gris y frío, las casas son de ladrillo, las calles están húmedas y llenas de grietas, la música, los coches y las ropas están pasados de moda, esos coches tan cuadrados inspiran desconfianza, cualquiera puede ser un confidente (unos para ascender y otros para salvar el pellejo). Sólo los privilegiados son libres: Margot Honecker lee y regala literatura occidental cuando le place, pues ella puede hacerlo. Pero se me han planteado algunas dudas. ¿Realmente todos los archivos de semejante estado policial y represor salieron tan facilmente a la luz? ¿Es posible que tantos millones de personas que vivían en semejante clima de persecución y miedo pudieran integrarse de la noche a la mañana en un sistema democrático? ¿Esos jerarcas aceptaron tan a la ligera la pérdida de su status privilegiado? ¿Se han integrado o actúan ahora a la sombra? ¿Realmente pueden integrarse? ¿El alto cargo de la RDA que al final está en el teatro ha aceptado la pérdida de su privilegiada situación con el régimen anterior? ¿Podríamos establecer paralelismos con la transición española? Aún así, la mayor de mis dudas es ¿por qué el agente de la Stassi cambia su actitud? ¿Lo hace después de escuchar una conversación entre la pareja? No lo tengo claro, y es lo que me dejó más pensativo al acabar la película. Espero que alguien me responda, sias.
29 de julio de 2007 a las 10:02
[…] sido demasiado previsible) y la imperfección de los genios lo es todo. No es tan buena como La vida de los otros, pero es la mar de […]
17 de diciembre de 2007 a las 19:53
Y lo peor de todo es hay tipos que quieren instaurar un sistema como ese, de manera mas disfrazada pero igual de detestable, como hugo chavez quien desea a toda costa y a pesar de haber perdido el plesbicito y fue obligado por los militares a aceptar los resultados de no convertir a Venezuela en un pais comunista. Y lo peor es que el apoyo internacional se basa no en respetar los valores democraticos sino en
“comprar” voluntades de algunos paises que asi lo han aceptado con el poder del petroleo. Cambian los escenarios, los personajes, las estrategias pero el
fin es el mismo: Persecusiones,decenas de presos politicos bajo tortura y no pasa nada…:-(