Viene de Grillos en una manzana
Nuestro destino es Akihabara, en el distrito de Chiyoda. Íbamos buscando los prometidos descuentos en productos electrónicos y nos la encontramos invadida por la estética otaku. Las famosas Maid-Kissa vestidas de sirvientas victorianas minifalderas a lo Candy Candy llenan las calles regalando paquetes de pañuelos de papel con la publicidad de su local. La verdad es que agradecí un regalo tan práctico; desde que me bajé del avión en Tokio me acompañaba un catarro monumental.
Tiene su gracia que fuera a ser en el único país del mundo en donde te miran como un leproso si te llevas un pañuelo a la nariz para sonarte. Atesoro los paquetes y me escondo vergonzantemente por las calles laterales desiertas para sonarme sin que me vean.
Entramos en AZOBIT C, una tienda de seis plantas dedicadas a las reproducciones de todos los personajes de manga y animé, nacional y extranjero. Según subimos plantas, va subiendo la tensión sexual. En la última venden reproducciones a tamaño natural de lolitas con uniforme de colegio a 475.000 yenes (casi 3.000 euros). En un país donde hay máquinas expendedoras de bragas usadas con la foto de la joven propietaria, este tipo de coleccionismo no extraña gran cosa.
Salimos. Llueve pero no refresca, y las japonesas livianas y entaconadas consiguen el prodigio de no mojarse los dedos de los pies enfundados en sandalias de una altura imposible. ¿Cómo lo harán?
21 de enero de 2007 a las 11:13
Candy Candy era la niña aquella de los grifos siempre a punto. La tenía ya medio olvidada.
24 de enero de 2007 a las 10:04
¿Máquinas expendedoras de bragas con la foto de su propietaria?..Me hace recordar a Torrente, no sé porqué 😉
26 de enero de 2007 a las 10:05
[…] Viene de Cady Candy […]
25 de octubre de 2011 a las 23:24
OH cosplays ah? jajaja siempre me dan gracia!