Una de dos: o a la mayoría de publicistas se les han acabado las ideas o es una misma agencia la que se encarga de hacer muchas de las publicidades de los medios impresos.
Para confirmarlo, sólo basta con ojear cualquier revista de las que acompañan a los diarios los fines de semana o también las que se compran en el quiosco cualquier día.
Un elevado tanto por ciento de las publicidades de marcas de lujo que salpican este tipo de publicaciones, y que normalmente son de colonias, relojes, bebidas y artículos de belleza, consisten en una señora o señor famoso y con mirada intensa, tipo «me-duele-la-cara-de-ser-tan-guapo», junto al producto que se nos quiere endosar en un paisaje idílico. Nada más. Una pequeña leyenda, mayormente en inglés o francés, ponen fin a la creatividad.
No se ve una pizca de atrevimiento, un enfoque más moderno, un detalle de originalidad… nada. Se gastan un montón de pasta (fotógrafos, modelo, estilistas…) en ser exactamente igual que sus competidores.
Va a resultar que ahora los anuncios más originales son los de Ariel…
ACTUALIZACIÓN: Y lo de Ariel va a ser verdad…