Cuando en internet una idea tiene éxito, surgen copias como churros intentando imitar el pelotazo del original. Asi, webs como YouTube o Flickr tienen imitadores a patadas que con mayor o menor fortuna, copian la idea, intentando hacerse un hueco en este mundo virtual.
Esto, lógicamente también se aplica a las iniciativas que consiguen hacer dinero con poco o nulo esfuerzo por parte del «emprendedor». Así, un tal Alex Tew lanzó «La página del millón de dólares«, en la que vendía cada pixel de publicidad de su página a un dólar. Resultado: consiguió vender el 100% y se embolsó lo que buscaba: el millón de dólares. A partir de ahí, surgió La web del millón de euros o La página del millón. Que aunque cuenten con espacios ocupados (bastante escasos), no creo que consigan el objetivo.
Otro caso es el de Leah Culver, que quería un Macbook Pro y lo publicitó ofreciendo grabar con láser en la máquina el logo del donante y un enlace en su web… lo consiguó.
Peor suerte está teniendo Topikito. Su objetivo de lograr un Mac por la cara no está teniendo tantos apoyos. Por ahora, ha conseguido 24 euros… de los cuales 20 han sido donados por su madre.
Pero la palma del morro se la lleva el un tal Benny Hinn. Se trata de un «pastor» que para poder extender la palabra de Dios a cada rincón del planeta, necesita comprarse un avión, sí, un avión, un Gulfstream G4SP de seis millones de dólares, al que llamará «Dove One» (Paloma Uno)… y claro, la mejor forma de conseguir el dinero para pagárselo es pedir dinero a sus feligreses. Dicho y hecho, a través de su web pide aportaciones. Pero no lo que cada uno pueda, no. La aportación mínima empieza a partir de 1.000 dólares. De ahí en adelante, lo que cada uno quiera. Calderilla, no gracias.
Eso sí, a cambio de tan generosa donación, recibiremos por correo ordinario una bonita réplica del juguetito como el de la imagen, con el que este tío se va a ir a hacer sus «Apostolados World Tour» aéreos. Faltaría más…