ALICIA RIVERA
Uno de los tipos más divertidos y sinceros de la NASA (al menos en público) debe ser Mike Mullane. Desde 1978 hasta 1990 perteneció al cuerpo de astronautas estadounidenses y voló tres veces en los transbordadores espaciales; cuando lo dejó, se convirtió en conferenciante profesional. Nunca he tenido ocasión de escucharle en directo, pero he leído dos libros suyos sobre la gente del espacio y son de los que se devoran de un tirón y encima se lo cuentas por trozos a los amigos en la hora del café. El último es su autobiografía, se titula Riding Rockets y salió en EEUU este verano.
La historia de Mullane es la otra cara de la deslumbrante y glorificada vida de los astronautas que a menudo se pretende dar oficialmente, es como mirar dentro del destacamento de la NASA al margen de los focos, de los escenarios y de las entrevistas organizadas por la oficina de prensa de la agencia y casi siempre mortalmente aburridas.
Riding Rockets habla de lo bicho que es el jefe del destacamento y de las tensiones que provoca en el grupo, del miedo de los hombres y mujeres del espacio, de la competitividad por que le asignen a uno un vuelo espacial, de lo tremendamente peligrosos que son los transbordadores, de la fascinación de estar en órbita, de los bromazos que se hacen los astronautas, de las cervezas que se toman en su garito favorito en Houston o de los choques de los muy machos astronautas de hace 30 años con las primeras mujeres que entraron en el destacamento. El tono irónico en casi cualquier circunstancia y el sincero dolor cuando las cosas se ponen realmente feas, como los accidentes del Challenger y del Columbia, muestran a un Mullane humano e inteligente.
Mullane tiene un sentido del humor y un sentido crítico hacia la NASA muy poco corriente, y su biografía (que, como es normal, arranca en su infancia) se convierte en una visión fresca, divertida, triste cuando hace falta, llena de detalles y anécdotas sobre esos personajes que se ven siempre con el mono azul o el traje espacial blanco y reluciente, pero que debajo, por ejemplo, llevan una especie de preservativo para recoger la orina durante el lanzamiento (la otra opción son unos pañales) y que causa no pocas situaciones embarazosas.
No dudé en comprar el libro de Mullane en cuanto lo vi, recordando con gusto uno anterior suyo. Salió en 1997 y tampoco tiene desperdicio: Do your ears pop in space? An 500 other surprising questions about space travel (¿Hacen pop los oidos en el espacio? Y otras 500 sorprendentes preguntas sobre los viajes espaciales). Son las contestaciones que a lo largo de los años dio en sus charlas a las preguntas más interesantes o más comunes que le hicieron sobre su profesión.
Mike Mullane | Riding Rockets. ISBN: 13 978-0-7432-7682-5
Mike mullane | Do your ears pop in space? ISBN 0-471-15404-0
23 de octubre de 2006 a las 1:45
Joder qué bueno !
Esto es lo mejor::::
«…son de los que se devoran de un tirón y encima se lo cuentas por trozos a los amigos en la hora del café».
Ya no has vuelto a hablar del congreso de Valencia !
23 de octubre de 2006 a las 2:25
Tranquilo, M, lo haré, lo haré
Un abrazo
26 de octubre de 2006 a las 17:12
[…] ALICIA RIVERA Más libros de astronautas: además de Riding Rockets, también he leído últimamente la biografía autorizada de Neil A. Armstrong: First man, escrita por el historiador James R. Hansen. Éste no explota en absoluto la vena humorística de la astronáutica, pero hace un relato bastante exhaustivo (750 páginas) de la vida del primer hombre que pisó la Luna. El libro es muy interesante porque logra, por una parte, crear un perfil consistente del individuo (para mi siempre enigmático pese a lo mucho que se ha hablado de él), desde su infancia hasta mucho tiempo después de convertirse en un héroe, y, por otra, cuenta cosas del programa Apollo y de aquel viaje histórico a la Luna poco conocidas, al menos para los no especialistas. […]